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La amistad, clave para un éxito global

La amistad, clave para un éxito global

Desde el centro de la provincia, lidera un “hub” de logística y exportaciones que creó junto con amigos de la infancia.

uando a Lorenzo Rangone se lo consulta sobre cuáles han sido las claves para, en sólo 15 años, haber transformado a una firma despachante de aduana en un gigantesco grupo experto en logística y exportaciones, sorprende porque resalta un valor que no es común que se tome como parámetro del éxito emprendedor: la amistad.

Sucede que la empresa que preside nació cuando tres amigos de la infancia que trabajaban para un despachante de Córdoba, decidieron separarse y abrir su propia compañía, con base en General Deheza.

Luego fueron adicionando nuevos socios (entre ellos, los primeros tres empleados que tuvo la firma), con los que también son amigos, para conformar lo que hoy es Grupo Global, integrado por Global Comercio Internacional, Terramar Logística, Polo Logístico y TGP Quality.

-Hay una frase popular que reza que no se debe mezclar dinero con sentimientos. ¿Cómo es hacer negocios con amigos?

-Precisamente, la clave es que la amistad predomine por sobre el dinero. Es muy placentero compartir el día a día con los amigos. Esa alegría es algo que, en gran medida, explica nuestro éxito. Pero también la organización interna, aprovechando las capacidades de cada uno. Logramos repartir las tareas equitativamente, en función de lo que a cada uno le gusta y en lo que rinde más. Cada socio está a cargo de una unidad.

-¿Esa relación también tratan de trasladarla a los clientes?

-Sí. Intentamos ser amigos de ellos, para comprenderlos. Y a la vez, es algo que nos genera un compromiso mayor y nos impulsa a tener una calidad de servicio excelente, para lograr buenos resultados.

-¿En qué otras patas se apoya el éxito de Global?

-Fundamentalmente, en la constante reinversión de las utilidades para mejorar nuestras prestaciones. Este año, por ejemplo, mucha gente apuesta al negocio financiero, que es más rentable que invertir en una industria, un depósito o cosas físicas. Pero para nosotros, invertir es un valor fundamental, con el fin de devolverle en servicios al cliente lo que el cliente te da: trabajo.

Un Hub logístico

Si la célebre sentencia de que “los números no mienten” es cierta, los que exhibe el Grupo Global sobran para calificarlo como un verdadero peso pesado de la logística en el centro del país.

La compañía es la principal despachante del maní cordobés, el más exportado a nivel mundial. En concreto, por sus manos pasan unas 300 mil toneladas o 12 mil contenedores de este producto, es decir, el 50 por ciento de lo que se envía anualmente al exterior desde esta parte del mundo.

Entre General Deheza y Villa María cuentan con dos depósitos de alrededor de 2.400 metros cuadrados cubiertos y desde allí organizan fletes terrestres y marítimos. A esa infraestructura sumaron hace poco una planta de procesamiento de legumbres, un negocio que incorpora jugadores.

-En Villa María tienen una terminal de contenedores. ¿En qué consiste?

-Funciona a través de acuerdos con empresas. Por ejemplo, a las automotrices les traemos los contenedores desde el puerto, los descargamos en sus plantas y luego los dejamos en Villa María para reacondicionarlos y que queden aptos para la exportación de alimentos. Y tenemos un proyecto presentado ante el Gobierno nacional para que nos habiliten a instalar una zona primaria aduanera. Esperamos poder ejecutarlo el año próximo. Villa María tiene un gran potencial como polo logístico a raíz de su ubicación, con conexión directa a los puertos de Rosario y norte de Buenos Aires, y al norte del país, además de estar también en medio del corredor bioceánico.

-Por si no bastara, también incursionaron en la ganadería.

-Sí, tenemos establecimientos de cría y feedlots en Huanchilla y Entre Ríos. Siempre hay que diversificarse, no estar en un solo rubro, porque si tenés un año malo, se complica.

-¿Cómo se hace para manejar tantas unidades?

-La ventaja es que conocemos cada detalle del negocio, porque nos iniciamos bien desde abajo. Y que cada uno se ocupa de una unidad y sabe delegar. Si bien todos estamos al tanto de todo, está muy determinada la función que cada uno tiene y su responsabilidad. Y nos tenemos mucha confianza, gracias a la amistad. Eso, repito, es clave.

 

Fuente: La Voz

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