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Las condiciones para salir de la economía del “stop permanente”

Las condiciones para salir de la economía del “stop permanente”

En base a lo que indican las proyecciones para el PBI, este año el ingreso per cápita en la Argentina sería similar al de 2007.

En los libros de historia económica argentina, surge una constante a partir de la segunda posguerra que son los períodos de stop and go, que caracterizan nuestro progresivo retraso relativo, tanto en indicadores de calidad de vida como socio-económico.

De hecho, hay una sola década de crecimiento sostenido 1963-73 que coincide con la última etapa de “los años de oro” del desarrollo posterior al final de la segunda guerra mundial y antes y después muchos más períodos hacia arriba y hacia abajo con severos períodos inflacionarios y de crisis de la balanza de pagos.

Peor, ahora estamos inmersos en un stop prolongado y que, en base a lo que indican las proyecciones para el PBI de este año, implicarían que el ingreso per cápita del 2019 sería similar al del año 2007; dicho en otras palabras, el aumento de nuestra riqueza ha sido tan magro en trece años (2007-2019) que no ha logrado ni siquiera superar el aumento demográfico que es algo más del 1 % anual acumulativo. En la última década 2010-19, mientras Latinoamérica crecía el 1,1 % anual per cápita, África Sub-Sahariana lo hacía al 1,4%, Asia al 6 %, Argentina iba al 0,1 % o sea nada.

El aumento de las exportaciones será en este año el único factor favorable para mover la economía, ya que se prevén disminuciones en el consumo privado, el público y las inversiones.

Pero resulta evidente que esto no alcanza ni alcanzará, las cifras recientes del INDEC sobre actividad de la industria lo resaltan plenamente; diciembre 2018 versus mismo mes año anterior refleja una caída promedio del 14,7 %, con la particularidad de que todas los sectores caen; algunos como en el caso de indumentaria con un grado de utilización de capacidad instalada menor al 50 % y donde notablemente 2018 fue récord de importaciones con 509 MUS$ y las exportaciones sólo 21 MUS$, dicho en otras palabras un déficit comercial de 488 M US$. Según la Cámara de la Indumentaria hace 10 años exportaban cinco veces más y el déficit era una cuarta parte del actual. No es casualidad que se siguen yendo marcas emblemáticas como son los casos de vaqueros Lee y Wrangler.

La pérdida de poder adquisitivo -14,6 %- se correlaciona con la disminución de actividad industrial e indica la importancia del consumo en las diversas ramas, pero además se percibe nítidamente, la menor demanda de crédito de empresas y personas –de hecho en enero disminuyó en términos nominales tanto el descuento de cheque, como los adelantos en cuenta y esto afecta a una serie de ramas industriales y a las vinculadas a los materiales para la construcción que dicho sea de paso tuvo una baja de 20,5% diciembre/diciembre y se estima del 30% en enero.

Las expectativas de actividad para el primer trimestre son negativas para el 55,7% de los consultados, que a su vez prevén disminución de planteles o en su defecto menor cantidad de horas; en este sentido conviene tener en cuenta que según datos de la SIPA fueron despedidos 200.000 empleos formales entre abril/noviembre 2018 y que el número de ingresos del 2º semestre fue muy reducido similar al 2002, lo cual es un indicador delicado con respecto a la futura actividad laboral.

Del análisis sectorial surgen algunos casos interesantes para destacar por el impulso favorable de las mayores exportaciones además de la carne vacuna. Es ponderable el salto del vino 30,2 % arriba diciembre/diciembre, siendo el mercado externo 24,9% del volumen total y su aumento amortiguó casi la totalidad de la caída del consumo interno. En equipamiento el de uso petrolero y gasífero está muy fuerte en ambos frentes interno y externo.

Se esperaba una reacción mas rápida en las economías regionales dada la mejora de tipo de cambio, sin embargo continúan los problemas en lácteos, legumbres, miel, yerba, cítricos, frutas finas y verduras; en otras palabras, la mayoría de los muy ligados al desempeño interno sufren las consecuencias del menor dinamismo del consumo y otros arrastran complejas deficiencias estructurales.

Se están empleando recursos importantes en el plan Argentina Exporta tanto por el lado de facilitación del comercio, en el abrir y consolidar mercados, incorporar y recuperar pymes exportadoras, desarrollar esfuerzos asociativos, pero al mismo tiempo resultarán claves los estudios y diagnósticos de los sectores productivos con la participación de los protagonistas, cámaras y empresas para ver el estado en que nos encontramos tras más de una década de no crecimiento.

Además se requiere urgente salir del “stop permanente” y eso es más que un plan para exportar, requiere movilizar la capacidad innovadora, atraer el capital de los argentinos y utilizar nuestros recursos naturales agregándoles todo el valor posible, como ponía el ejemplo de la construcción de vivienda en madera hace un mes atrás. ¿Esto es posible? Si lo es, requiere ciertos acuerdos básicos y no gobernar por default.

Fuente: Raúl Ochoa, Clarín

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