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Protección y nacionalismo…

Si el cambio de política de los Estados Unidos en materia de intercambio comercial continua, van a existir múltiples dificultades en el comercio mundial.


Antes teníamos al cambio de época visualizado como un fenómeno donde lo que se destacaba era:

a) No había vuelta atrás al mundo pre-crisis

b) El ascenso de China y de otros países emergentes como motores del crecimiento, los que fueron desplazando el peso de los países avanzados y que han ido incorporando nuevas clases medias

AHORA SE LE AGREGARÍA:

c)
El descontento de vastos sectores de la población de los países desarrollados, cuya raíz es más política que económica – si no sería inexplicable partidos extremistas en países con el más elevado IDH como Suecia, Holanda – Es un ataque a la globalización, siendo el chivo expiatorio el comercio, de ahí el proteccionismo y el cierre de fronteras y por esa vía al populismo en los países creadores del liberalismo Gran Bretaña y Estados Unidos

d)
Este proceso se da en el medio del más veloz cambio tecnológico, dada la convergencia de diferentes factores: digitalización, robotización, inteligencia artificial, impresión 3D, bio y nanotecnología. Esto facilita la aparición de industrias disruptivas – que “perforan” las aparentemente indestructibles barreras de entrada a las más poderosas y asentadas en diversos sectores de la actividad – modifican las tradicionales relaciones capital-trabajo y plantean el desafío de un cambio estructural del trabajo y del empleo tal como lo conocemos

e) Aceleración de la urbanización sobre todo en los países emergentes y en desarrollo que concentra recursos e implica retos claves: seguridad, infraestructura, escalamiento, “pot” racial y cultural.

f) Importantes movimientos inmigratorios desde África subsahariana y algunos países árabes, al que hay que sumarle la cantidad de refugiados provenientes de países en conflicto como es por ejemplo el caso sirio. Su contracara, creciente tendencia anti-inmigratoria de mucho peso en casi todos los países europeos y como se ha visto en el triunfo de Trump en los Estados Unidos y del Brexit en Gran Bretaña muy decisivos con supuestos adversarios diferentes en el primero: muralla con Méjico y prohibición de ingreso de habitantes de determinados países de mayoría musulmana; en el segundo corte de la inmigración proveniente de países integrantes de la Unión Europea.

ANTI-GLOBAL: DE LO MULTILATERAL A LO BILATERAL. HAY JUEGO PARA LA ARGENTINA

Existía y existe una duda sobre el valor de los organismos multilaterales creados a partir de los acuerdos de Bretton Woods después de la segunda guerra mundial y de hecho tanto la creación del G-20 – grupo de países desarrollados y emergentes que integra la Argentina – como los intentos de mega-acuerdos regionales de comercio como el TPP y el TTIP considerados como los de nueva generación, superadores de lo existente vía Organización Mundial de Comercio (OMC) iban en el camino de lograr vía “clubs” preferenciales lo que no parecía posible obtener en instituciones obsoletas o mal vistas por las mayorías.

En ese sentido, puede decirse que la campaña de Trump y luego parte de las primeras acciones encaradas por su Administración, claramente recogen esa generalizada inquietud y su AMERICA FIRST implica un vuelco hacia la soberanía de la ley americana por encima de los tratados y tal como lo prometiera desde su lanzamiento como candidato, deshizo el compromiso del TPP impulsado por Obama con otros once países, anunció la revisión del NAFTA – en especial en su relación con Méjico – dejó planteada la posibilidad o no de continuar el TLC con Corea del Sur dada su permanente saldo deficitario para los EEUU y también se refirió a las situaciones de saldo comercial negativo en especial con China, Alemania y Japón.

Su estrategia negociadora en todos los campos, pero con especial énfasis en lo económico y comercial es lograr acuerdos bilaterales, donde los Estados Unidos obtenga ventajas de su poder y por lo tanto no tenga que compartir tratativas con otros países.

Resulta evidente que si el vuelco de los Estados Unidos hacia lo bilateral continuara tal como se observa la actualidad, van a existir serios problemas para avanzar en una agenda exigente que abarque las múltiples dificultades que enfrenta el comercio mundial y que requiere de una acción mancomunada entre los países.

No es de extrañar entonces, que la Alianza del Pacífico se reúna este mes en Viña del Mar con los demás miembros del extinto TPP más China y Corea del Sur para no perder la dinámica Asia-Pacífico, embarcar a la muy interesada China y a su vez evaluar el interés real de la Argentina y de Brasil en asociarse decididamente, así como que pasos dar para fortificar el régimen multilateral abiertamente menospreciada por la actitud norteamericana.

No deberíamos quedar al margen, es una oportunidad para recuperar parte del tiempo perdido.

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