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Un delicado equilibrio entre las expectativas

Un delicado equilibrio entre las expectativas

El intento de mantener el tipo de cambio nominal sin fuertes oscilaciones al alza, en un contexto de muy elevada inflación, con el objetivo de alcanzar el déficit primario 0 en este año – punto clave del acuerdo con el FMI-, ha obligado a las autoridades económicas a establecer metas de base monetaria cada vez más exigentes.
Para obtener esos resultados, los instrumentos a los que puede recurrir el BCRA, son tasas de interés en pesos lo suficientemente elevadas para que las LELIQ sean muy atractivas para los bancos y estos a su vez lleven al alza las tasas a ofrecer por los plazos fijos de manera tal que los inversores se pasen o se mantengan en pesos y también de dólares en el mercado a futuro.

Simultáneamente con la intención de reducir o eliminar la inercia inflacionaria tras el altísimo registro de febrero de 3,8 % comunicado por el INDEC, el BCRA anunció mayor toma de LELIQ a sus vencimientos y renovaciones de manera ¨secar¨ más la plaza e inclusive no tomar en cuenta el efecto estacional de mayor necesidad de fondeo en junio por aguinaldo.

Dado que también marzo y abril tendrán índices de inflación muy elevados, superiores al 3 % ya que en esos dos meses caen los ajustes adicionales de energía, gas, agua, transporte, las cuotas de los colegios, alguna suba de combustibles y medicina prepaga, el planteo del Central es mantener tasas elevadas por todo ese período, demostrar que de esa manera el tipo de cambio queda en la banda inferior y que a partir de junio arrancaría un período de inflación menor de 2 % mensual acumulativo.

Mientras tanto por el lado externo se recibiría el impacto positivo de la liquidación de la cosecha gruesa, que genuinamente abastecería la oferta de divisas y además estarían disponibles, anticipados, otros 9.600 M USD, del crédito que se podrían usar diariamente, de a 60 M, reforzando esa posición frente a una posible corrida.

Para algunos funcionarios, lo peor ha pasado, el pico recesivo se alcanzó hacia fin de año, a partir de ahí, habría una lenta recuperación que se irá notando hacia el segundo y tercer trimestre por la mejor cosecha, el aumento de las exportaciones y un repunte en el mercado interno por la recuperación de los salarios y de las jubilaciones en términos reales por encima de la inflación del año, estimada en el 30 %.

Sin embargo, surgen dudas y fundadas sobre esta salida de la crisis, en primer lugar porque la necesidad de mantener tasas de interés elevadas y en un contexto de restricción monetaria extrema para estabilizar el tipo de cambio y disminuir la tasa de inflación, produce un claro y creciente proceso de ¨crowding out¨ del sector privado que no puede seguir endeudándose, debe achicarse para sobrevivir y por otra parte como esta crisis es larga – comenzó en mayo 2018 – los trabajadores formales e informales saben porque lo viven a diario que tanto en la industria, como en comercio y servicios, las pérdidas de horas extras, suspensiones y despidos es una cuestión cotidiana y por lo tanto hay que posponer consumos todo lo posible y de aquello indispensable buscar precios en segunda y terceras marcas para ahorrar todo lo posible.

Esto explica varios aspectos críticos de la crisis, los serios problemas de firmas emblemas en la alimentación y bebidas, dado que se estima que 8 de cada 10 consumidores de primeras marcas ha dejado de consumirlas parcial o totalmente; la caída vertical de la venta de automotores y el drama y colapso de los usuarios del sistema de ahorro previo en ese mercado y por supuesto el descenso muy fuerte en producción y ventas de indumentaria, calzado, muebles, maquinaria, electrodomésticos y electrónica de consumo.

Esto hace difícil pensar, que los negociaciones de reajustes salariales puedan recuperar poder adquisitivo frente a la inflación, porque gran parte de las empresas todo tamaño, están haciendo esfuerzos para no despedir y los gremios y los trabajadores lo saben; este es un año para evitar el ajuste por cantidad (puestos de trabajo) y sacrificar precio (porcentaje de aumento salarial).

Como las exportaciones salvo la parte agrícola-ganadera no aumentan y las inversiones esperan no hay motores y por lo tanto estamos en un claro caso donde las expectativas políticas seguirán dominando los meses venideros, mientras el gobierno intentará mantener el tablero en equilibrio en un proceso de estancamiento o imperceptible mejora para la sociedad.

Por Raúl Ochoa

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