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Protección versus libre comercio, el eterno debate argentino

Los modelos neoclásicos u ortodoxos de comercio internacional señalan que el máximo bienestar en la sociedad se alcanza con el libre comercio, apoyándose en la teoría de la ventaja comparativa.

Todos estos modelos tienen fuertes supuestos que deben cumplirse para que se garanticen sus promisorios resultados, relacionándose la mayoría de ellos con los que sustentan a la competencia perfecta, el pleno empleo de los factores.

Muchos trabajos sostienen que hay una relación positiva entre tasa de crecimiento de la economía y su grado de apertura y se señala como comparación el diferente desempeño de América Latina con la Industria de Sustitución de Importaciones y el Sudeste Asiático con una orientación exportadora, pero los resultados no son concluyentes, y son muy sensibles a si a ciertos países claves, cuyas políticas comerciales no son fáciles de encuadrar, se los considera como abiertos o cerrados.

Pero en ese sentido se sostiene que las economías orientadas al exterior son más capaces de enfrentar las conmociones externas adversas y salen más rápido de la crisis no es que resultan inmunes.

Argumentos a favor del libre comercio

Bienestar y asignación de recursos: Los aranceles y las cuotas generan distorsiones en la producción y en el consumo que provocan una mala asignación de recursos. La liberalización comercial reduce las ineficiencias estáticas derivadas de los altos niveles de protección comercial.

Economías de escala: La protección fragmenta los mercados (escalas ineficientes) y atrae a demasiadas empresas al mercado protegido lo cual implica absorber demasiados recursos en forma ineficiente. Ejemplo: industria automotriz en Argentina en los años 60, esta fue una de las principales críticas a la industrialización por sustitución de importaciones.

Evolución: Efectos dinámicos, aprendizaje y cambio tecnológico, la apertura incentiva la competencia, en la medida que me expone al avance de la tecnología a nivel internacional.

Así considerando las ventajas señaladas, en caso de practicar políticas proteccionistas no sólo se generará una ineficiencia y un “empobrecimiento” a nivel local, sino que a su vez esta industria no podrá exportar, dado que sus costos serán mayores a los internacionales, excepto que pague salarios bajos para compensar la ineficiencia (algo de esto sucede hoy en la Argentina). A su vez esto se agravará en las industrias de bienes finales en que sus insumos estén protegidos generando así un claro sesgo anti-exportador. La única forma de reducir este sesgo es aplicando subsidios a las exportaciones, con lo cual se podría neutralizar en parte el efecto perjudicial del arancel, algunos de estos subsidios pueden ser penalizados por el GATT-OMC.

Argumentos en contra del Libre Comercio

La defensa de la producción nacional como centro, proteger las fuentes de trabajo nacional que serían destruidas por la apertura a las importaciones. Se debe tener en cuenta que son excesivos los costos de la protección para el consumidor (y de la mala asignación de recursos) versus el empleo retenido (son más elevados los primeros).

Algunas corrientes dirían que los expulsados por las ramas importadoras encontrarían trabajo en las empresas exportadoras.

Asignación de recursos y bienestar: las cuestiones de distribución del ingreso. Una asignacion eficiente puede requerir de la intervención estatal para mejorar la distribución del ingreso.

El argumento de la industria naciente: proteger con barreras al comercio a una industria para que se desarrolle, Paises no Desarrollados, con ventajas comparativas potenciales en el sector manufacturero pero no pueden competir por la ventaja inicial de los Paises Desarrollados, Esta idea tiene más de 200 años.
El hecho de que sea costoso y lleve tiempo desarrollar una industria no es un argumento quizá para la intervención del estado a menos que exista una falla de mercado.

Problemas: lobby constante para mantener la protección aunque la industria sea competitiva, no reinvierte y deriva rentas de la protección hacia otras actividades protegidas.

Otro problema es ¿cómo compensar a los consumidores?

Las políticas óptimas son aquellas que solucionan las fallas de mercado sin generar nuevas distorsiones, o sea que atacan a la distorsión en su fuente. Intervenir en el punto más próximo a la distorsión.

Desde esta teoría, el libre comercio no es la política óptima, sino que hay lugar para políticas estratégicas.
Competencia imperfecta por oligopolios en el mercado internacional. El mercado mundial aguanta pocas empresas. Sectores de alta tecnología (computación, semiconductores, aviación civil, automotriz, etcétera).

Externalidades tecnológicas, dificultades para la apropiación de los beneficios del conocimiento, genera un subóptimo de inversión. La inversión en tecnología genera un derrame sobre otras empresas que actúan como free-riders. A pesar de la existencia de los Derechos de Propiedad Intelectual, se necesitan incentivos para la innovación.

En síntesis, la defensa del libre comercio se basaría tanto desde el lado de los consumidores de cada país que podrían acceder a los menores precios mundiales como desde una perspectiva global de la mejor asignación de los recursos a escala planetaria, que sería la fuente del mayor bienestar mundial.

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