Brasil paredón y después
En materia de comercio exterior, Argentina debe terminar con la dependencia del país vecino, solo así podrá progresar y desarrollarse.
José Serra, canciller del gobierno provisorio de Brasil, se reunió con autoridades Argentinas y trajo buenas noticias, sin embargo no implican la solución a nuestros problemas de intercambio, ni mucho menos.
Argentina y Brasil no hicieron grandes esfuerzos para fortalecer las importaciones y exportaciones entre ambos. Por problemas de ego quizás, Cristina Fernández y su par Dilma Rousseff no ayudaron al crecimiento del mercado más importante de Latinoamérica. Tampoco el Mercosur avanzo en acuerdos de integración con la Unión Europea.
El Bloque de la regional quedó inmerso en problemas menores e internos, y separado de vitales sectores económicos. A ello se le suma el desplome brasileño. Que podría profundizarse.
Esa dependencia que sentimos con Brasil es más evidente en Córdoba, donde están radicadas las cuatro automotrices cuyos productos y autopartes se vinculan directamente con el mercado carioca.
Las autoridades de las principales cámaras, tanto de Comercio Exterior como la de los Industriales Metalúrgicos son precisos a la hora de remarcar que se debe terminar ese vínculo comercial casi exclusivo con Brasil.
Sin embargo, se sabe claramente que para lograrlo es necesario no sólo que el Estado genere políticas para conseguir nuevos mercados, también menester mejorar la competitividad.
No solo el dólar es un factor que influye en la competitividad, Argentina debe mejorar sustancialmente puertas adentro. También los costos, infraestructura y políticas que favorezcan las exportaciones son claves para mejorar esa competitividad.
Para darle fin a esa dependencia en el intercambio con Brasil, Argentina deberá tener una oferta de bienes y servicios a precios razonables y atractivos.