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Las consecuencias del desacuerdo sobre cambio climático

El COP 15 cerró sin acuerdo. Lo presentado por el Grupo de los 5: Estados Unidos, China, India, Sudáfrica y Brasil a instancias del presidente Obama son sólo metas de cumplimiento voluntario, algunas de ellas ni siquiera cuantificables y por lo tanto imposibles de transformar en un acuerdo bajo los auspicios de las Naciones Unidas.

El intento de avanzar hacia un Protocolo de Kyoto II que tuviera como objetivo mitigar las consecuencias del cambio climático, evitando que el calentamiento global superara los 2 grados durante el presente siglo, quedó para otra oportunidad, señalando los límites para acordar en un marco como la ONU, donde estaban presentes las 192 naciones que la integran.

Atrás quedaron los dos años de preparativos, los informes de los científicos integrantes del IPCC y las dramáticas apelaciones de los países-islas como Tuvalu o Maldivas próximas a desaparecer por el aumento del nivel de los mares.

Sucedió lo previsible, cuando no hay voluntad de negociar y acordar de los países que pesan, en este caso Estados Unidos y China responsables por si solos de más del 40 % de las emisiones mundiales de gas carbono. La Administración norteamericana naufragó en un mar de contradicciones, más allá de las intenciones de su presidente de diferenciarse de la postura de su antecesor, atado de pies y manos por el proyecto de ley en discusión en el Congreso, cuyos compromisos en materia de disminución de emisiones eran tan reducidos que le restaban capacidad negociadora no sólo frente a los países emergentes con China a la cabeza, sino aún frente a sus presuntos aliados como la Unión Europea y Japón que ya poseen y llevan a cabo planes de reducción de emisiones mucho más ambiciosos. China a su vez, reluctante en asumir compromisos obligatorios y de verificación de cumplimiento de los mismos – en el supuesto de recibir fondos internacionales de ayuda para la mitigación-, mantuvo y sostuvo su posición de que en definitiva la emisión per capita china es una cuarta parte de la norteamericana y por lo tanto no detendría su desarrollo económico, mientras no observare de Estados Unidos y del resto de los países desarrollados compromisos de reducción efectivos y de apoyo financiero para la mitigación del cambio climático para los países más pobres.

¿Cuáles serán las consecuencias de este fracaso?
En primer lugar las Naciones Unidas no pueden ser en el futuro el ámbito de discusión para un acuerdo global, porque los consensos básicos deben obtenerse previamente en reuniones que involucren a los países responsables por el 85 % de las actuales emisiones y esto puede darse en el G-20 o en el formato G-8 más G-5. El G-20 es mejor, porque abarca los países emergentes mas importantes – dos de ellos con las mayores florestas naturales existentes Brasil e Indonesia – toda la Unión Europea y representa a los cinco continentes. Por otra parte, siempre es mejor G-20 que un G-2 de aquí en adelante

En segundo término, el fracaso no va a detener sino por el contrario va acelerar la carrera tecnológica por las energías renovables y la eficiencia energética, esta opinión se basa en que Estados Unidos que ingresa tarde a este esfuerzo, va a aplicar una enorme cantidad de recursos movilizando su aparato de investigación+desarrollo+innovación que es largamente el mejor articulado entre universidades, empresas y estado, apuntando a ello la ley de energía y medio ambiente actualmente en debate en el Congreso norteamericano. China por otra parte, necesita también energías  renovables y pretende seguir recibiendo inversiones y transferencias de tecnología más sus propios desarrollos.

Brasil, además del etanol de caña de azúcar,  tiene en el Amazonas su carta de presentación para jugar en cualquier acuerdo de reducción de emisiones, en la medida que haya mecanismos de compensación de estas contra el mantenimiento de bosques y selvas nativas, no es casual  entonces, que previo al viaje del presidente Lula a Cop-15, el Congreso aprobara una ley de reducción de emisiones del 36/38 % al año 2020, a lograr a través de una drástica reducción de las quemadas de las florestas naturales.

Resultan entonces factibles las proyecciones que indican de que el sector de bienes y servicios ambientales resultará el segundo flujo del comercio mundial después de TIC´s hacia finales de esta década, desplazando a la industria automotriz y el primero en el total de inversiones.

En tercer lugar y es la otra mala noticia del fracaso, y puede ser muy grave para nuestro país si se mantiene fuera de esta locomotora del cambio tecnológico que se avecina, es que surjan nuevas barreras para los productos de los países que no cumplan estándares ambientales de los que estarán en vigencia en los países desarrollados y en de los emergentes subidos a ese tren. Todavía estamos a tiempo…

www.raulochoa.com.ar

Notablemente tal como señaló el diario El País de España, Obama dejó de lado a la Unión Europea a pesar de la presencia de Merkel, Sarkosy, Gordon Brown y Zapatero, para apuntar directamente al primer chino Wen Jiabao a fin de obtener un compromiso chino, con los resultados indicados en el párrafo inicial de esta nota

El G 20 está integrado por el G-8 original mas 11 emergentes siendo la UE el número 20.

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