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En un contexto internacional tenso, el Gobierno defendió el comercio global


El encuentro informal preparatorio de la undécima conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), por celebrarse en Buenos Aires en diciembre, se inició ayer con representantes de más de 40 países, convocados en Marrakech (Marruecos) para buscar consensos sobre los asuntos que se esperan debatir los 164 estados miembro y, de ese modo, fijar nuevas regulaciones para el intercambio multilateral de bienes y servicios.

La delegación argentina, encabezada por el ministro de Producción, Francisco Cabrera, y secundada por el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Horacio Reyser, y el subsecretario de Comercio Exterior, Shunko Rojas, planteó al plenario de países la “voluntad y el compromiso” del Gobierno para contribuir a “solucionar los principales desafíos globales” del comercio internacional.

Cabrera también subrayó los puntos que el país propone para el debate, que será del 10 al 13 de diciembre: eliminación de subsidios a la agricultura (pese a que podría tener un efecto devastador para pequeños productores de vastas regiones), fin de los auxilios económicos a la pesca, nuevas regulaciones en comercio de servicios, como así también en comercio electrónico, mayor transparencia en procesos para ampliar las oportunidades de las pequeñas y medianas empresas, y normas para la facilitación de inversiones.

En coincidencia con la posición que enarbola la ex canciller Susana Malcorra, que es chairperson de la conferencia, Cabrera también llamó a “establecer un plan de trabajo con todos los miembros de la OMC”, en defensa del sistema y “para crear mejores puestos de trabajo”.

Las declaraciones del ministro de Producción llegan en momentos de tensión, dada la creciente grieta entre globalismo y proteccionismo, multilaterismo y bilateralismo, que plantea Estados Unidos en la presidencia de Donald Trump.

El discurso de Cabrera sonó ayer en la misma sintonía que la comisionada para el Comercio de la Unión Europea (UE), Cecilia Malmström, quien exhortó a aprovechar la cita en Buenos Aires para “tratar las principales preocupaciones”, y de ese modo “enfocarse y dar ritmo” a las propuestas de reforma del organismo. Sin embargo, el representante estadounidense ante la OMC, Robert Lightizer, puso paños fríos a cualquier modificación de peso al sostener, semanas atrás, que para su gobierno “resulta improbable” que la conferencia ministerial “conduzca a resultados negociados” y que plasmen los intereses de la Casa Blanca.

La postura reticente de Washington se ve plasmada en el bloqueo que la administración Trump hace a la nominación de nuevos miembros para cubrir las vacantes del Órgano de Apelación, el máximo tribunal en solución de controversias comerciales entre países. Así, el éxito de Buenos Aires dependerá de lograr un equilibrio entre las pretensiones norteamericanas y las del resto de los socios.

Autor: Ezequiel M. Chabay
Fuente: El Cronista

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