
Todos somos Guzmán
Por Walter Giannoni.
Es probable que el conjeturado relevo de Martín Guzmán no se produzca, al menos ahora, en el corto plazo de la política.
El cristinismo duro entendió que la peor alternativa es cambiar el caballo en la mitad del río. Y este río es bravo y caudaloso: inflación, pobreza, pandemia y negociaciones internacionales pendientes.
Guzmán, por lo que se sabe, es el único que pone un poco de cordura ortodoxa en un Gobierno descolocado por la crisis.
A Cristina, a La Cámpora y al Instituto Patria lo único que les interesa por el momento es ganar las próximas elecciones legislativas. Por 1 voto, por medio voto, por un saludo. Pero ganar.
Por ello se plantaron ante los intentos de corrección de algunas variables de la economía, más destrozada que nunca antes desde 2002 para acá, que pueden irritar a un ya de por sí molesto electorado.
La pretensión de que con una camionada de pesos se contiene al Conurbano colisiona de frente contra la evolución de la inflación. El peso se deshace a este ritmo y no hay plan social que pueda aguantar esa marcha.
El tironeo con Guzmán por las tarifas eléctricas y el proyecto de Máximo para abaratar el gas en zonas quirúrgicamente estudiadas, marcan con nitidez que ese sector del oficialismo sólo piensa en las elecciones. Después se verá.
Pero Guzmán es todavía indispensable para tratar de mantener las grandes variables más o menos encinchadas. El Patria no tiene esas llaves, ni las tendrá. Si el ministro consigue una venia del FMI para postergar los compromisos y también abarcar al Club de Paris, aún sin arreglar nada de fondo, el Gobierno podrá llegar a las elecciones con un deterioro menor. Nada de crecimiento, solo “pax” momentánea.
Lo que ocurra después de noviembre es un misterio. Los organismos quieren un plan económico consistente, por el momento no están dispuestos a olvidar lo que prestaron.
Si el peronismo gana es una cosa. Si pierde, es probable que en el acto se desprenda de Guzmán y le haga pagar el precio de la derrota.
Hasta que esos tiempos lleguen todos somos Guzmán. Está a la vista que no hay nada superador dentro de este oficialismo.