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Veneno contra las empresas, pero después las recorren

Veneno contra las empresas, pero después las recorren

Columna de Walter Giannoni.


Seguramente pocos lo recordarán. En abril de 2008, el Comfer dirigido por Gabriel Mariotto rechazó de cuajo un pedido del entonces diputado (y dirigente sindical) Lorenzo Pepe, para censurar un capítulo de Los Simpsons. Ese episodio contenía alusiones acerca de la figura de Juan Domingo Perón.

No vale la pena volver ahora sobre esos “cargos” contra el expresidente, pero sí viene al caso retomar una frase que por entonces dijo Pepe para justificar su planteo: “¡Paren de envenenar a los argentinos!”, reclamó.

Esta semana, una docente de La Matanza ganó el prime time, los portales y las redes por su airada y particular visión de la historia reciente, palabras que el Presidente terminó por avalar. La oposición tampoco se queda corta con la retórica a la hora de denunciar conspiraciones, tribulaciones republicanas o asaltos presupuestarios. Hay que decir también que muchas veces el propio Gobierno le escribe los guiones.

Pero llama la atención lo que ocurre cuando la política se para frente a las empresas y frente al sector productivo en general. Aquel “veneno” del que hablaba Pepe, suele destilarse en “cantidades industriales”.

Veamos: desde que asumió el Gobierno martilló contra las ganancias “desmedidas” por el incremento de los precios, le apuntó y sancionó a las alimentarias. También acusó a los frigoríficos de encarecer la mesa de los argentinos y hasta les dijo que ejercían el contrabando (Kulfas dixit). A los fabricantes de indumentaria el propio AF los señaló como remarcadores seriales. A los bancos y a las corporaciones los volvió a cachetear el viernes. Y a los productores agropecuarios los sacuden sin pausa. La última es el intento para sacarlos de la representación que tienen en Consejo Directivo del INTA. A los frigoríficos les cierran exportaciones. También las empresas de medicina prepaga la ligaron, los exportadores, los importadores, los desarrollistas y un largo etcétera.

Resultaría coherente si esa fuera la posición del oficialismo y se bancara la parada. Pero ocurre que desde que arrancó la campaña electoral decenas de funcionarios, candidatos y el propio jefe de Estado no dejan de pasearse por empresas bajo el argumento de que hay una recuperación sostenida de la actividad a causa de sus políticas.

El punto es que si van a usarlas cuando les conviene, entonces, paren de envenenar a los argentinos con el discurso antiempresario y troglodita que ya no existe en el mundo capitalista, donde Los Simpson son, simplemente, una mordaz tira de entretenimiento.


Esta columna fue publicada en la Revista Container del 29/08/2021.

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