
CFK y los resultados que ya conocemos
Columna por Walter Giannoni.
“No hay una pelea, sino un debate de ideas”, nos acaba de decir Cristina Fernández de Kirchner. Momentos antes, el propio presidente Alberto Fernández intentaba anticiparse a las críticas de su segunda en la línea de mando para decir que su Gobierno continuará “trabajando en este camino y nadie nos va a torcer de la senda”.
Resulta increíble la situación. Una gestión que naufraga en casi todos los flancos se debate en una discusión ajena a la realidad cotidiana de la gente. CFK habla como si se tratara de un Gobierno que no integra cuando no solamente lo formó sino que hoy sus acunados manejan el 70% del presupuesto público nacional. Fernández se defiende a los manotazos y a los gritos, como se vio el viernes pasado.
De paso, la imagen no puede ser más antagónica. Ella habló desde el norte del país y él desde el extremo sur, la distancia geográfica pinta el cuadro sin remilgos.
La economía no muestra más resquebrajamientos en este contexto, simplemente porque hace rato que tocó fondo y, como se dijo el jueves en una cámara empresaria, en lugar de crecer apunta a la “supervivencia”. Pocos sectores salvan la ropa, pero lo hacen como consecuencia precisamente de restricciones y no como resultado del crecimiento producido por señales claras.
Es difícil pensar también que este panorama constituye una disputa de poder clásica. La lucha agonal de la que habla la ciencia política. A este ritmo, ambos saben que el FdeT va camino a una inexorable derrota en 2023, es decir, el poder cambiará de manos, por la simple y sencilla razón de que no existe un solo motivo para que una mejora económica llegue a los bolsillos de la gente.
Si Macri perdió por el tarifazo y porque los precios volaban en el supermercado, ¿cuál es la diferencia ahora? Antes, en 2015, quedó demostrado que con La Matanza solamente no alcanza y, el punto, es que el modelo también está en crisis en la economía familiar de La Matanza.
La actualización salarial que se negocia en paritarias (que ella destacó con el caso de los bancarios) no se derrama en todos los hogares. La mitad está en la economía informal y las posibilidades de absorber el golpe inflacionario son exiguas. CFK, para eso, tiene, según expresó, una receta: aumentar la cantidad de pesos en la calle. Ya conocemos de sobra el resultado de ese circuito.