
Sale el hornero, entra San Martín
Nuestros dirigentes nos distraen con cuestiones vanas, pequeñas, “de cabotaje” como si con ello lograran abstraernos de una realidad que no puede taparse.
Por Lic. Nancy Villarruel, Economista.
Con un acto realizado en la Casa Rosada y encabezado por el presidente Alberto Fernández, se anunció el lanzamiento de nuevos billetes, de la misma denominación que los actuales, pero que reemplazan los animales autóctonos por, según se dijo, “próceres y heroínas de la historia argentina”. No es intención de este columna discutir acerca de las figuras elegidas o si con ello “recuperamos identidad social”, como lo planteó el Presidente. En cambio, sí cabe reflexionar acerca de la oportunidad y el objetivo de hacerlo.
Para empezar, no era un reclamo o una necesidad para los argentinos. Los ciudadanos de este país necesitamos que se cuide el poder adquisitivo del peso, que se preserve el valor de nuestra moneda, no que se cambie su diseño. Nuestro billete más alto vale menos de U$S 10 al tipo de cambio oficial y U$S 5 al blue. En sólo cinco años perdió 82% su poder adquisitivo. Cambiar el hornero por la figura de San Martín no hará que valga más.
En segundo lugar, el costo del reemplazo se ha estimado en aproximadamente $6 mil millones. En un país con excesivo déficit fiscal, fondeado con emisión, que provoca inflación, se resuelve emitir (más) billetes, aumentando el gasto y ¡poniéndole maderita seca al fuego de la inflación! Los nuevos billetes profundizan un problema que este Gobierno no quiere atacar.
Por otro lado, no se resuelve los problemas operativos que genera a los usuarios tener billetes de baja denominación ni el costo de los bancos para transportarlos. Por cuestiones prácticas, se impone la necesidad de tener billetes de mayor denominación. La reticencia de las autoridades a hacerlo tiene que ver con el reconocimiento de lo que todos sabemos: la inflación ha diluido el valor de nuestra moneda.
El país necesita una moneda fuerte. Por ello, es ampliamente aceptado que el principal objetivo de los bancos centrales debe ser la estabilidad de precios, para preservar el valor de la moneda. Nuevos billetes con denominaciones viejas parecen más una maniobra polémica para distraernos con pequeñeces del más grande problema que sigue aquejándonos: la elevadísima y persistente inflación generada por la desastrosa política monetaria y fiscal actual. No importa si hay animales o próceres, más emisión va a seguir generando pobreza, frenando inversiones y llenándonos de incertidumbre. Stay tunned!