
El despachante, vector indispensable ante la complejidad del comercio internacional
Al cumplirse 110º Aniversario del Centro Despachantes de Aduana de la República Argentina, sus autoridades tanto a nivel nacional como en Córdoba, reflexionan sobre el momento, en un escenario de alteraciones internacionales y complicaciones en la economía nacional.
Con cuatro mil asociados distribuidos en tres regiones que alcanzan a 59 aduanas de todo el país, el Centro Despachantes de Aduana de la República Argentina celebra este martes el 110 aniversario de su fundación, hecho que erige a la institución de comercio exterior no gubernamental como la más antigua del país.
En Córdoba, esa representatividad no es de menor relevancia. La filial local cuenta con 140 despachantes y 36 años de trayectoria no sólo en la defensa del sector, sino también su capacitación, respaldo y soporte de gestión para que puedan cumplir el rol de auxiliares del organismo de control en la gestión de las importaciones y exportaciones.
“Pensar el comercio exterior sin la presencia de un despachante de Aduana, es casi imposible”, define César Oronel, presidente del CDA Córdoba. “Tenemos una tarea muy fuerte sobre todo en los últimos tiempos con los grandes cambios que se están produciendo”, refiere, por su parte, Enrique Loizzo, el titular de la entidad madre a nivel nacional.
Los cambios, como se conocen, son de todo tipo. Desde las consecuencias de la pandemia en la logística internacional, con fuertes modificaciones en las estrategias, hasta la problemática interna del país, signada por la falta de dólares.
“A veces nos convertimos en psicólogos del cliente, con la salvedad de que para escuchar y dar cada respuesta hay que estar tremendamente preparados, tenemos la parte técnica aduanera, la tributaria y la gestión bancaria, algo que nos ha concentrado en los últimos tiempos”, refuerza Loizzo.
El proceso de importación, en consecuencia, ha crecido en complejidad lo cual conlleva un desafío adicional para el CDA que, desde una visión federal, apunta a atender las necesidades de cada uno de quienes integran la masa societaria distribuida en 21 representaciones.
Un dato no menor es que sobre 4.000 afiliaciones, un 35 por ciento corresponde a mujeres que desde hace décadas se desempeñan en la actividad. La participación está en franco crecimiento, tanto en la función operativa en sí misma como en la integración de los órganos de conducción de las filiales.
Oronel puntualiza algunas de las tareas que hoy desempeñan lo cual marca también cómo se ha complejizado el proceso.
“Recibimos la solicitud de un cliente que necesita importar y comenzamos un largo camino, a partir de la factura, orden de compra o el documento que disponga la transacción, clasificamos el producto, hacemos una evaluación de las importaciones que el cliente tuvo en los últimos dos años, tratamos de fijar el monto que el creemos que el BCRA le ha asignado, determinamos un número que creemos es el correcto, pedimos la Simi, si la mercadería tiene licencia no automática, esperamos que salga aprobada y recién ahí vemos en una pantalla la letra que el BCRA le ha asignado a esa operación. Después de eso podemos conocer si el cliente va a poder pagar ahora o en 180 días”, señala.
En cuanto al respaldo del CDA a los asociados, la idea es aplicar “un proceso de mejora continua iniciado hace seis años”. “La pandemia ha llevado a la institución a un formato donde lo importante es la masividad y no la presencialidad”, dice Loizzo, para lo cual se utiliza la tecnología.
Otro caso, el CDA cuenta con un departamento de Asesoría Clasificatoria: un asociado de cualquier punto del país puede realizar una consulta en una temática tan específica mediante un turno en la web www.cda.org.ar que es resuelto en 48 horas.
En cuanto a la coyuntura del comercio internacional en el país, el mayor impacto es el que causan las disposiciones que limitan la importación por la falta de divisas que afecta a la economía.
“Primero es lograr que le vendan a una empresa argentina con pago a 180 días. Un elemento adicional es cuál será el valor del tipo de cambio al final del ciclo y cómo arma el precio de venta la empresa que introduce la mercadería”, coinciden ambos dirigentes.
No obstante, el diálogo con la Aduana para resolver cuestiones operativas “es permanente”, agregó Loizzo. “Suscribimos que se hagan controles, entendemos que son necesarios y los que corresponden. La triangulación es una operatoria normal en el comercio mundial, simplemente se está analizando su funcionamiento. Y la Aduana está haciendo los controles que son similares a los de otros países”, dijo Loizzo.
Yo me saco el sombrero ante los despachantes de aduana, siendo hijo de uno he escuchado todas y todo tipo de historia de alegria, de terror, y de estres. Es un trabajo complicado, y más aún en nuestro país con toda la burocracia que existe. Pero la verdad es que es indispensable para el desarrollo de nuestra nación y de su población. Gracias Sres. y Sras. Despachantes por su paciencia, dedicación y servicio!