
Granos y biocombustibles: desde EE.UU. la soja sometida a fuerte presión bajista
El mercado de granos transita días de fuerte presión bajista. A nivel internacional, mientras se modera la tensión política entre Estados Unidos y Europa, los factores productivos y regulatorios impactan con fuerza en los precios.
Si bien el avance de los cultivos en EE.UU. es rápido y eso en principio es bajista, ya comenzaron a publicarse los primeros informes de estado de cultivos, y los valores de maíz y trigo de primavera son sorprendentemente bajos. Es probable que en soja ocurra lo mismo, lo que deja a los operadores expectantes ante el inminente mercado climático.
Según el informe de coyuntura agrícola a cargo de Dante Romano, del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, el foco estará puesto especialmente en julio y agosto, meses clave para definir los rindes en EE.UU. En soja, incluso con un rinde récord como el proyectado por el USDA, los stocks caerían respecto al año anterior. Si se da un escenario de rendimiento más ajustado, los stocks sobre consumo podrían bajar al 5%. Esto sin duda pondría muy nervioso al mercado, alerta Romano.
Brasil sigue siendo un actor central en la presión bajista. La oferta de soja continúa firme y ahora se suma una mejora en la producción de maíz. Además, el avance de la gripe aviar podría volcar aún más volumen exportable.
Un factor clave de los últimos días fue el cambio en las políticas de biocombustibles en EE.UU. Se conoció que podrían aprobarse exenciones automáticas a empresas que no puedan cumplir con el corte obligatorio de biodiésel y etanol. Esto implicaría un menor uso de aceite de soja para biodiésel, lo que tiró abajo los precios. Aun así, hay versiones de que ese menor consumo se compensaría con más exigencias para otras compañías.
A nivel local, las lluvias ralentizan el cierre de la cosecha de soja y el reinicio de la de maíz, mientras los productores enfrentan vencimientos crediticios y de fijaciones. Muchos se ven obligados a vender por necesidad financiera. Aunque lo lógico sería fijar maíz -que tiene una mejor relación de precios con soja- la demora en la recolección y el temor a una suba en los derechos de exportación para la oleaginosa a fin de junio apura las decisiones de venta. El informe anota que los precios del disponible se mantienen más firmes que los diferidos; la posición noviembre es la más afectada, ya que los compradores descuentan que para ese momento los derechos de exportación volverán al 33%, lo que reduce la capacidad de pago en casi 26 dólares por tonelada.
Por otra parte, el funcionamiento del sistema de declaraciones juradas de ventas al exterior (DJVE) condiciona el accionar de exportadores e industrias. Para poder hacerlas, deben ingresar las divisas. Eso implica adelantar pagos o asumir riesgos financieros, opciones limitadas por las normas internas de las compañías internacionales. Por eso, el esquema actual puede sostenerse quizás hasta julio o parte de agosto, pero no mucho más.