
Economía: El auto da vueltas, pero no toma envión
Al igual que en una carrera de autos, durante el primer año de gestión el Gobierno parecía haber dejado el coche listo para largar. Acondicionó el motor, puso las cubiertas indicadas, ajustó la suspensión y revisó los mecanismos de seguridad para pelear el primer puesto en 2025. Pero “pasaron cosas”. Un choque entre las primeras marcas que siempre pican en punta obligó al ingreso del pace car y la marcha se ralentizó.
Lo que parecía ser el año del despegue para Argentina hasta ahora nos ha servido sólo para mantener el puesto sin sobresaltos. Una guerra comercial de la que no formamos parte pero que nos pega financieramente: castigando precios de bonos, de commodities y manteniendo altas las tasas, arrastra a la baja a nuestros propios activos financieros y nos mantiene alejados de los mercados mundiales de crédito.
El presidente extranjero más influyente del mundo, creando enemigos cada semana, ha generado un contexto mundial adverso, impredecible y muy volátil que genera más un viento de frente que de cola. Puertas adentro, la oposición carente de representación clara e indiscutida, y sin una figura convocante, da coletazos de rebeldía aprobando proyectos de mayores gastos sin nuevo fondeo intentando hacer trastabillar a una administración que ha repetido hasta el hartazgo que “no hay plata”.
Los propios tampoco ayudan: legisladores oficialistas hacen declaraciones incómodas y ajustan sus dietas a mayor ritmo que la actualización de salarios que, sólo para algunos sindicatos, apenas empata la inflación.
Es muy difícil agarrar velocidad si en cada vuelta hay sucesos propios, o de terceros, que obligan a detenerse y volver a marchar lento. Existe bastante consenso en que no es impericia (al menos en lo económico) o falta de preparación. Esta vez los mayores desatinos vienen del contexto externo, pero nos impiden cambiar la marcha.
Seguimos necesitando acumular reservas y, para eso, confiamos en el agro, el petróleo, la minería y ahora, el colchón. ¿Alcanzará? Para la cosecha necesitamos buen clima y políticas certeras. A lo primero no lo manejamos y rezamos para que lo segundo nos salga bien. Petróleo y minerales hay, faltan capitales que lo exploten y buenos precios. Para lo primero están las RIGI, para lo segundo rezamos. Los dólares del colchón parece que están pero aún faltan certezas. Convencer.
Mientras tanto, ya llevamos varias vueltas y aún no hemos tomado el envión que deseábamos. Esperemos que la pista se limpie y los corredores se ordenen. Stay tuned!