
Una interna muy inoportuna
La pelea entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel ya no se disimula. Lo que comenzó como una tensión silenciosa por diferencias de estilo, protagonismo y poder, estalló públicamente y se transformó en un conflicto político con consecuencias. El Gobierno, a mitad de su segundo año, enfrenta una fractura interna que pone en riesgo su cohesión, si es que alguna vez la hubo, en un momento económico y político particularmente delicado.
Villarruel siempre alimentó expectativas de carrera propia. Primero se especuló con una candidatura presidencial a futuro; ahora, con fuerza, se la menciona como aspirante a la gobernación bonaerense. Busca construir volumen político por fuera de la órbita del Presidente, algo que en Casa Rosada se interpreta como una amenaza directa. Al mismo tiempo, crece más la influencia de Karina Milei, la hermana presidencial y jefa real del entorno libertario, encargada del control del partido y el armado territorial. Patricia Bullrich también juega su juego, con aspiraciones electorales propias y capacidad de daño.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, fue claro al admitir que el cruce entre Milei y Villarruel generó una “crisis política”. “Las reacciones que tuvo la vicepresidenta son cuestiones que debieran dirimirse de una manera diferente”, opinó. En paralelo, crece la figura del vocero Manuel Adorni, cada vez más cercano al núcleo de decisión. En los pasillos oficiales ya suena como posible reemplazo de Francos tras las elecciones legislativas, en la segunda mitad del mandato.
El momento es delicado. La volatilidad del dólar paralelo vuelve a generar preocupación, con un mercado sensible a cada señal de incertidumbre política. La gestión económica, que ya enfrenta enormes desafíos, no puede darse el lujo de perder credibilidad. La interna libertaria erosiona la imagen de autoridad, justo cuando ocurren estos vaivenes del verde billete. Esta pelea también interfiere con las negociaciones políticas en la provincia de Buenos Aires. El oficialismo mantiene conversaciones con referentes del PRO como Diego Santilli, Guillermo Montenegro y Cristian Ritondo para definir una estrategia común em ese territorio. Pero la conformación de listas y en qué estantería ubicar a Mauricio Macri complican las cosas.
El peronismo, mientras tanto, sigue enredado en su propio laberinto, con dificultades para el armado electoral y las sombras del pasado que regresan una y otra vez: el aniversario del atentado a la AMIA reactivó el debate sobre el memorándum con Irán, el Estado que planeó el ataque con sicarios de Hamas. La causa tiene fecha de juicio y otra vez CFK estará en el banquillo.