
El autopartismo nacional muy duro con la importación
AFAC denuncia que las fábricas de autopartes están quedando al margen del desarrollo automotor en Argentina. Aunque el sector venía negándolo, la realidad expone una estructura de vehículos “nacionales” con componentes importados.
La Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) levantó la voz con fuerza y denunció que la industria autopartista está quedando relegada en los nuevos proyectos automotrices que se lanzan en el país. La advertencia no es menor: el sector emplea de manera directa a unas 75.000 personas en diez provincias, con Córdoba como epicentro de la producción y la innovación tecnológica. En la provincia funcionan alrededor de 250 empresas autopartistas de todo tamaño, que abastecen a terminales locales y también exportan a distintos mercados.
El núcleo del reclamo radica en el Acuerdo de Complementación Económica N°14 (ACE 14), que regula el comercio automotor entre Argentina y Brasil. En los papeles, la norma busca promover la integración productiva regional, pero en la práctica permite que vehículos con hasta 84% de autopartes importadas sean considerados “Mercosur” y circulen sin pagar aranceles. De esta forma, autos ensamblados en Córdoba pueden llegar al mercado con un origen “regional” a pesar de tener motores, transmisiones, electrónica y chapistería traídos de China o de otros países extrazona.
Para los autopartistas cordobeses, esta situación genera una doble pérdida. Por un lado, erosiona la recaudación de impuestos y debilita la cadena de proveedores locales. Por otro, pone en riesgo la continuidad de empleos calificados en una provincia donde la industria automotriz es uno de los principales motores de la economía. Según AFAC, en 2024 el sector produjo autopartes por U$S 8.808 millones, exportó U$S 1.283 millones, pero importó por U$S 10.584 millones, lo que dejó un déficit de U$S 9.300 millones.
La entidad reclama revisar las reglas de juego: elevar los requisitos de contenido regional para que un vehículo sea considerado “Mercosur”, reforzar los controles de origen y aplicar políticas activas que permitan recuperar competitividad. También pide incentivos fiscales, financiamiento para incorporar tecnología y acompañamiento en la transición hacia los vehículos eléctricos.
En Córdoba, donde conviven terminales de gran escala con proveedores medianos y pequeños, la preocupación es palpable. Si no hay cambios, la provincia corre el riesgo de quedar reducida a un polo de ensamblaje, con cada vez menos participación local en la cadena de valor y un futuro incierto para miles de trabajadores.