Riesgo cero
Hace ya mucho tiempo un joven e inexperto becerro tuvo que atravesar un bosque inexplorado para de esta manera poder llegar nuevamente a las verdes praderas de donde se había alejado. En su afán por llegar al destino y en su naturaleza irracional se abrió paso por un sendero complejo, lleno de curvas, dificultades, subidas, bajadas y a veces retrocediendo lo ya andado.
Un día después un pequeño grupo de perros pasó por el bosque y usó el mismo sendero, ese mismo camino fue utilizado por un rebaño conducidos por su líder, más tarde los hombres comenzaron a usar esa senda ya marcada a pesar de quejarse por las múltiples bajadas y subidas, curvas y contra curvas, pero eso si, usando siempre el mismo camino.
Luego de tanto uso el sendero se convirtió en un amplio camino, y este camino se convirtió en calle, esta calle en la vía principal de un pueblo, y así continúa la historia, todos se quejaban del camino y lo consideraban el peor trazado posible, pero nadie creó una alternativa mejor.
Riesgo cero es a veces nuestro paradigma, y con eso descartamos (en el mejor de los casos, a veces no llegamos a descartar ya que ni nos imaginamos) soluciones mejores, alternativas diferentes, caminos inexperimentados.
Y si repasamos nuestro hacer en diferentes situaciones, al preguntarnos ¿por qué las hacemos así? La única respuesta posible que encontramos es: porque siempre lo hicimos así.
Y si ahora me pregunto ¿qué pasaría si lo hago de manera diferente? Probablemente la respuesta pueda ser: obtendría resultados diferentes, y eso es una buena noticia, ya que diferente también nos brinda la oportunidad de que puede ser mejor.
Muchos de nosotros no nos embarcamos en la aventura del cambio, aún cuando sabemos que abriendo un sendero distinto podemos llegar a mejores destinos y más rápido, pero ¿por qué no lo hacemos?
Esta es una pregunta muy valiosa si nos animamos a contestarla. ¿Será por confort? (así estoy bien), ¿será por conformismo? ( para que quiero más), será por vaya a saber cuantas explicaciones le demos al tema … o será por miedo ya que aún sabiendo que solo a través del cambio es como se logran los resultados no nos vemos a nosotros mismos tomando riesgo.
Mi aporte es la pregunta ¿Por qué no nos animamos?, cada uno tiene sus respuestas, y como ayuda para encontrar respuestas compartamos lo siguiente:
Dos semillas jóvenes e inexpertas se encontraban en el suelo fértil, la primera dijo: yo quiero crecer, quiero que mis raíces busquen la profundidad del suelo, y mi tronco y ramas atraviesen la tierra, deseo que mis hojas anuncien la llegada de la primavera, sentir el calor del sol en mis pétalos, y entonces esta semilla creció.
La segunda dijo : yo tengo miedo de que mis raíces vayan a la profundidad del suelo, de que mis ramas se quiebren y que los niños me roben los frutos o dañen los pétalos de mis flores, mejor voy a esperar hasta tener la seguridad de no sufrir, y entonces esta semilla esperó. Al poco tiempo una gallina que pasó por el lugar se la comió.
¿Riesgo cero?
Como dijo Victor Hugo, el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles se llama imposible, para los temerosos es lo desconocido y para los valientes se llama oportunidad.