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Argentina ya está fuera de los beneficios de Estados Unidos

Esta semana, Argentina quedó fuera del sistema general de preferencias (SGP) de Estados Unidos.

Tras 60 días de espera desde que se anunció la medida, durante los cuales el Gobierno tuvo la chance de negociar con dos empresas norteamericanas que reclamaban por una deuda de 400 millones de dólares, se eliminaron las preferencias arancelarias para las exportaciones al mercado norteamericano.

De esta manera, se pierde un beneficio de 30 millones de dólares que, aunque no sea tan relevante en términos globales, afectó particularmente a productos como vinos, maníes, quesos, frutillas, conservas de carne y aceite de oliva. En términos sectoriales, los principales perjudicados son los bienes agrícolas y los químicos.

La sanción se tomó por la presión de las empresas Bluebridge y Azurix sobre el congreso de EE.UU., que es el que decide cuáles son los países que reciben o no este beneficio comercial, ya que no cobraron la deuda por sendos casos que le ganaron al Gobierno en el tribunal arbitral del Banco Mundial (Ciadi).

Mientras que el Gobierno afirma que estas empresas deben cobrar en el país, como cualquier otro acreedor del Estado, las compañías afirman que el tratado bilateral de protección de las inversiones les permitiría cobrar en el exterior y no estar sujetas a restricciones para girar divisas.

Desde hace algunos meses, bancos de Wall Street y el fondo de inversión Gramercy intentan mediar en esta controversia para que ambas compañías acepten cobrar con bonos en Nueva York con quita, como los tenedores de deuda que aceptaron los dos canjes para salir del default.

En principio, las empresas habrían aceptado y contaban con el aval del gobierno norteamericano; fuentes argentinas confirmaron que es una opción que “puede concretarse”.

Pero los funcionarios de los departamentos del Tesoro y de Estado que negocian con la Argentina perciben un estancamiento en todos los conflictos pendientes de resolución desde fines de 2001 en la agenda económica bilateral: los holdouts y el Club de París. En el primer caso, los principales acreedores son dos fondos buitre (Dart y Elliott), que presionan fuerte sobre los congresistas norteamericanos para que sancionen al país y ya lograron que EE.UU. vote en contra de créditos para la Argentina en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial. “La crisis europea pone de manifiesto nuevamente el peligro que representan estos fondos”, indicó una fuente del Gobierno.

En el segundo caso, desde fines del 2011 no se registra ningún avance en la negociación, pese a que hace más de un mes la secretaría general del Club de París le pidió a la cartera que lidera Hernán Lorenzino una reunión y una oferta formal para cancelar la deuda de US$ 9000 millones. Trascendió que, además, la discusión está trabada porque España habría planteado a los otros miembros del Club que no acepten negociar con la Argentina mientras el Gobierno no le formule una oferta por la expropiación de las acciones de Repsol en YPF. La versión fue ratificada por un importante acreedor de la Argentina, pero negada ayer por fuentes diplomáticas españolas.

EE.UU. cree que mientras la Argentina no necesite volver a los mercados internacionales de capitales no se apurará en concretar un acuerdo, aunque éste le pueda generar ingreso de inversión para obras e infraestructura. Tal vez la visita de Lorenzino a Washington, para presentar el próximo lunes un libro del embajador Jorge Argüello sobre el default de 2001, sirva para destrabar parte de estos problemas.

Fuente: La Nación

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