Modifican régimen de biodiésel para reparar los efectos de la intervención
El Gobierno reunirá hoy por segunda vez en ocho días a YPF, Shell, Esso (rebautizada Axion tras la venta a Bridas), Petrobras y Oil, la petrolera de Cristóbal López, para corregir los desbarajustes que provocaron en el mercado de biocombustibles las medidas del viceministro de Economía, Axel Kicillof, para modificar la ecuación del negocio.
Las empresas fueron convocadas por orden del secretario de Energía, Daniel Cameron. Si bien el funcionario está al tanto de las discusiones, quienes lideran las negociaciones son los equipos de Kicillof y del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Si los funcionarios logran torcer en esta ocasión la muñeca de las empresas, será el tercer remiendo normativo que se aplicará a los biocombustibles en el año.
En agosto, Kicillof anunció una baja de 15% en el precio interno de la tonelada del combustible, de $ 5.195 a 4.405,3, y el aumento de las retenciones a la exportación, desde un 14% hasta una tasa efectiva del 24 por ciento.
El economista tenía en mente proveer de un insumo más barato a la recientemente nacionalizada YPF, la principal compradora de biocombustibles en el país y, de esa manera, liberar para inversiones una parte de los recursos que destina a atender esos costos. Pero en el reverso, la medida trajo entre los efectos no deseados una crisis inesperada entre las pymes productoras de biocombustibles. Una fuente oficial lo puso ayer en estos términos: “Es urgente resolver esta situación porque hay 20 empresas paradas”.
Por las normas en vigor, las petroleras deben mezclar con un 7% de biodiésel su producción de gasoil. La propuesta que intentará imponer hoy el Gobierno consiste en que cada una de ellas se reparta, de acuerdo con su participación de mercado, la oferta nacional disponible que proviene de pequeños productores que en general no exportan. Esa porción de la oferta tendrá el precio más alto. Un esquema similar se repetirá en el caso de los productores medianos, aunque con un valor más bajo.
La receta para las principales empresas del sector de biocombustibles, entre las que se encuentran Vicentín, Cargill, Molinos Río de La Plata, Explora y Patagonia Bioenergía, será distinta. De acuerdo con lo que está planteado hasta ahora, se repartirán la parte que queda de la demanda y recibirán un precio menor. En los despachos públicos estiman que pueden aceptar esa presión extra debido a que por su escala tienen costos sensiblemente más bajos, en torno a los $ 800 por tonelada.
Son los motores más fuertes de una industria que en 2005 era prácticamente inexistente y, siete años después, había logrado atraer inversiones por encima de los mil millones de dólares con la mira puesta en los mercados externos.
Según los números sectoriales, la producción de biodiésel a escala industrial comenzó en 2006 y registró hasta el año pasado una tasa promedio anual de crecimiento en torno al 158 por ciento.
Hay, hasta ahora, dos puntos que no terminan de cerrarse. El primero es si se establecerá un sistema relativamente automático para que se defina entre las empresas o habrá una asignación específica por parte del Gobierno a través de la Secretaría de Energía.
El ítem restante tiene que ver con los mayores costos relacionados con el flete. Para las petroleras, no es lo mismo obtener el biocombustible de una planta de Santa Fe, por ejemplo, que de Santiago del Estero.
Fuente: La Nación