A los tropiezos, las importaciones siguen avanzando
Impulsadas por los automóviles y los bienes de capital, las compras al exterior siguen creciendo pese a las trabas oficiales. Cómo hacen las empresas para continuar importando y no morir en el intento.
Nadie sabe por estos días si es una buena o una mala noticia, pero pese a todas las trabas, las importaciones siguen creciendo impulsadas por la mayor actividad económica. Cada vez que las importaciones dan un paso más que las exportaciones, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, crea un nuevo mecanismo para que las compras al exterior se frenen.
Mientras tanto, como si se tratara de una carrera de obstáculos, los operadores van sorteando una a una las vallas del esquema burocrático fijado por el Gobierno nacional para que la balanza comercial de positiva.
La causa del avance de las importaciones está en la reactivación y el mayor consumo. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), en el primer trimestre sumaron 11.065 millones de dólares, 33 por ciento más que en el mismo período del año pasado, cuando las exportaciones llegaron a 13.197 millones, pero con una suba de 11 por ciento frente al primer trimestre de 2009.
El mayor incremento en las importaciones se dió en los vehículos automotores de pasajeros (97 por ciento); combustibles y lubricantes (53 por ciento); los bienes de consumo, incluídos los vehículos (43 por ciento); los bienes de capital (34 por ciento) y sus piezas y accesorios (35 por ciento).
Pero estas frías estadísticas esconden por detrás las innumerables estrategias que están implementando los importadores para incrementar las compras al exterior y también el cansancio y la decepción por los obstáculos que hay que sortear.
“Momentos de muchos nervios”
A fines de 2008, la Secretaría de Industria de la Nación comenzó a implementar medidas de protección a la industria nacional frenando la importación. La primera valla la constituyeron las licencias de importación; a esto se agregaron la mayor exigencia de documentos de transporte, la generalización del “canal rojo” y por último la por ahora nada clara incursión del Instituto Nacional de Alimentos (Inal) para frenar, a instancias de Moreno, el ingreso de alimentos elaborados.
“Por un lado, está la actividad de las automotrices, donde las importaciones se han reactivado por la demanda del mercado interno. Pero en el resto de las compras al exterior, las operaciones siguen siendo las habituales y no se observan demasiados cambios. Hay empresas que están pasando momentos de muchos nervios en Aduana, porque queda la mercadería en suspenso y líneas de producción paradas”, advierte Daniel Griboff, titular de Daniel Griboff y Asociados.
Según el operador, el miedo de las empresas cordobesas a meterse en un proyecto importador es alto, ya que los controles en los puertos y aduanas son cada vez más profundos, lo que aumenta el tiempo que la mercadería queda en suspenso a la espera de la aprobación oficial, elevando así los costos operativos.
“La importación hay que dividirla en tres grupos. Aquellos destinados al consumo, donde el 90 por ciento de los productos están frenados porque todos requieren del certificado de exportación. Después está el caso, por ejemplo, de los autopartistas, que deben inscribirse en un registro de importadores que tarda como mínimo 90 días; después hay que tramitar el permiso que tarda entre 20 a 40 días más. En los bienes de capital, en tanto, se nota una mayor consulta pero poca concresión ya que todos esperan que el escenario se aclare”, explica Francisco Constable, titular de Constable.
Las estrategias
En este marco, la mayoría de los operadores desarrolla sus estrategias para salvar estos problemas y reducir los tiempos de la importación.
Unas pocas compañías lograron un avance importante con lo que se denomina la “Aduana propia”. Esta posibilidad es otorgada por la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) sólo a las grandes empresas y esto les permite reducir altamente los costos y la operatoria de importación. En Córdoba, sólo las plantas de Renault, Fiat, Volkswagen y Arcor cuentan con esta facilidad.
Otras, en cambio, lograron tramitar lo que se denomina Aduana en domicilio, una categoría que depende de la facturación y que también facilita la operatoria, como son los casos de Guma, Porta Hnos, Barbuy, Balvo y BPB, entre otras.
El resto de las Pyme tiene que lidiar con las realidades de cada producto o de cada Aduana.
“Hay productos como determinados insumos que no requieren certificados, como los insumos para máquinas, determinados productos metalúrgicos, chapas o autopartes plásticas para el sector automotriz, que no requieren autorización previa y que tienen un gran movimiento”, explica Constable.
El problema es en aquellos productos que sí requieren autorización de la Secretaría de Industria. Este tipo de situaciones se genera, por ejemplo, cuando un producto entra en lo que se denomina el “canal rojo”. En esta área de la Aduana, donde se realiza la verificación impositiva y de productos más exhaustiva (pueden llegar a abrir un contenedor para verificar los productos), años atrás se ingresaba producto del azar. Pero ahora, se canalizan por esta vía todas aquellas operaciones que presentaron impugnaciones por ajustes de valor que hace la Aduana, como también las importaciones realizadas por empresas que tengan juicios con la Afip o que posean deudas impositivas. Esto hace que la demora en ingresar un producto sea mayor y que, en general, todo dependa de la buena voluntad del técnico de turno en la Aduana.
“Es inentendible que el comercio exterior esté tan trabado. Lo mismo sucede con la exportacion, la verdad es que está todo muy complicado”, explica perplejo Constable.
Las motos toman velocidad
Luego de un 2009 para el olvido, las ensambladoras de motos volvieron a importar unidades gracias a la reactivación del mercado interno.
Al igual que sucede con los automóviles, las motocicletas dieron un salto enorme: en el primer cuatrimestre ingresaron al país 170.440 unidades, 53,9 por ciento más comparadas con el mismo mes del año pasado.
Así lo afirma un informe de Abeceb.com, según el cual las 46.796 unidades ingresadas en abril se ubican en el mismo nivel que tenía el sector en octubre de 2008, previo a la crisis financiera que dejó sin ventas al sector, y se consolida una tendencia de crecimiento de cinco meses.
Según la consultora, el segmento con mayor participación en el ingreso de motovehículos es el de las unidades de 100 a 125 cc. Este grupo representa el 65 por ciento de las importaciones realizadas hasta abril, seguido de las unidades de 125 a 250 cc., con el 24 por ciento del acumulado en el cuatrimestre.
“La demanda explotó en marzo. Hasta febrero, importábamos 1.100 a 1.200 unidades por mes y luego tuvimos que saltar a tres mil, porque la demanda no estaba cubierta ni por nosotor ni por la competencia”, asegura Martín Mazzocca, gerente de Compras y Comercio Exterior de Cerro Motos.
Según el directivo, así como las importaciones volvieron a crecer, también volvieron a incrementarse los tiempos de demora, en un sector que pese a que la producción nacional es muy reducida, también está marcado por los permisos de importación. “Siendo muy pesimista, se puede proyectar una operación con una demora de 90 días, porque son 28 días entre el depósito de la compra y la producción; entre 9 y 17 días de flete marítimo en China y otros 31 días hasta Buenos Aires, donde en Aduana pueden tardarse entre cinco a seis días más. Estos tiempos de demora eran los que teníamos en momentos previos a la crisis y que se redujeron en 2009, pero ahora volvieron los plazos normales”, indica.
Pero este no fue la única novedad que trajo la importación, sino que también llegó con un cambio en los precios. “La demanda traccionó los precios de commodities como el aluminio y el acero para chasis, que aumentaron de siete a 10 por ciento; según afirman los fabricantes, esto generó por ahora un traslado a los precios de sólo tres a cinco por ciento comparado con el último trimestre del año pasado”, recalca Mazzocca.
“Importar más para exportar más”
En las últimas semanas, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, comunicó informalmente a importadores y supermercados que desde el 1 de junio se suspenderán las importaciones de alimentos elaborados que compitan con la producción nacional.
Ante esto, la Cámara de Comercio de Exterior de Córdoba (Cacec) se pronunció en contra de la medida, advirtiendo que el crecimiento de las exportaciones depende también del aumento de las importaciones: “No debe verse a la importación como algo negativo, sino como un elemento de vital importancia en términos de complementación productiva y de integración comercial de nuestro país con los diferentes mercados a los cuales exportamos”, aseguró en un comunicado.