
Código aduanero y despachantes, los cambios del DNU de Milei
Columna por Walter Giannoni.
En la edición de la semana pasada planteábamos que con la fuerte devaluación del peso, sumado a los cambios en las regulaciones, el comercio exterior había tenido un fenomenal reseteo, luego de los años de letargo en los que lo sumió la errática política económica anterior.
Sin dudas que el entramado legal en el que funcionaba, es una maraña de regulaciones sin sentido que se complementan de decisiones torpes en la administración del comercio como fueron las SIRA.
Esta semana, con el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) anunciado por el presidente Milei, se le agrega un nuevo capítulo que en cierto modo ha sumido en la preocupación a una parte importante del sistema como son los despachantes de Aduana.
La reforma del Código Aduanero incluye la decisión de eliminar el registro de importadores y exportadores, de forma tal que todos los ciudadanos argentinos (y en consecuencia las empresas) puedan ejecutar esas acciones sin necesidad de estar inscriptos.
Esa desregulación, se puede suponer, está pensada para pequeñas empresas o emprendedores que suelen tener operaciones ocasionales por montos que no justifican incurrir en más costos. Con solo un CUIT podrán ahora hacerlo. Pero bajo ese argumento podrían colgarse, por ejemplo, grandes empresas en tren de achicar costos o “nivelar para abajo” en la actividad.
El cambio, sin embargo, sumió en la preocupación a los despachantes que creerían ver cómo su profesión se diluiría. El Centro de Despachantes de Aduana de la República Argentina (CDA) salió a aclarar que ese rol sigue plenamente vigente, los registros existentes mantienen su validez merced a que sigue firme el artículo 36º del Código Aduanero argentino. Tanto que el 41º fija las condiciones para serlo, más que nada las inhibitorias.
En cuanto al Código Aduanero, la reforma es prioritaria, dice el Gobierno. Ese instrumento data del año 1981. En su momento sirvió como herramienta para activar el comercio exterior, pero hoy es un instrumento viejo, anterior a la caída del muro de Berlín, a la Globalización y, sobre todo, al e-commerce, afirman especialistas.
En su argumentación, la Nación sostiene que la actualización del conjunto de estas normas permitió en Asia reducir hasta un 9% los costos de expo-impo y la Argentina no está en condiciones de mantener vivas esas ineficiencias. Veremos.