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Continúa el profundo desplome del comercio exterior argentino

Según datos oficiales a los que accedió en exclusiva iProfesional.com y que el INDEC difundirá a fines de este mes, en agosto las importaciones cayeron 38%, mientras que las exportaciones descendieron un 43%. Cuáles son las perspectivas para el sector externo de cara al próximo año.

Tras el derrumbe de los flujos comerciales a fines del año pasado, producto de la mayor crisis financiera de las últimas décadas –que paralizó las operaciones y restringió notablemente el crédito internacional-, los empresarios argentinos habían comenzado a ver la luz al final del túnel antes de culminar el primer semestre.

Sin embargo, los indicadores relacionados con el frente externo están lejos de ser alentadores.

Según datos oficiales a los que accedió en exclusiva iProfesional.com correspondientes al mes de agosto y que el INDEC revelará recién en dos semanas, los flujos siguen sin levantar cabeza.

En efecto: las exportaciones totalizaron u$s4.220 millones, lo que implicó un derrumbe del 43% en relación al mismo mes del año pasado.

Cabe hacer una salvedad: en agosto de 2008 se concentró una gran parte de los cargamentos de commodities, dado que fue justamente en ese momento cuando bajó notablemente la intensidad del conflicto campo-Gobierno, al quedar sin efecto las retenciones móviles.

Sin embargo, un dato clave que no puede pasar por alto es que el nivel de ventas al exterior del mes pasado implicó una contracción del 14% con respecto julio, constituyéndose en el nivel más bajo de los últimos cinco meses.

De este modo, en lo que va del año, las exportaciones acumulan una caída del 24 por ciento.

Como contrapartida, las tasas de variación de las importaciones tampoco logran salir del pozo: el mes pasado, según datos oficiales, ingresaron productos por casi u$s3.200 M, es decir, una contracción del 38% con respecto al mismo mes del año anterior, mientras que la baja acumulada se ubica en los mismos niveles.

Un dato a estacar es que, al analizar las importaciones de toda América latina, durante la primera mitad del año la caída fue del 29% promedio, según un informe de la consultora Abeceb.com en base a datos de la CEPAL. Esto significa que la crisis pegó mucho más en la economía argentina que en gran parte de los países de la región.

Exportaciones: presente oscuro, pronóstico alentador
En diálogo con iProfesional.com, Raúl Ochoa, miembro del comité académico de la Fundación Standard Bank y ex subsecretario de Comercio Internacional, destacó que, en materia de exportaciones “vamos camino a cerrar el año con una caída superior al 20%”.

Un pronóstico similar tienen en el Centro de Estudios Económicos del Banco Ciudad, cuyo director, Luciano Laspina, estima que las mismas “podrían caer este año un 20%”, baja “mayormente explicada por el efecto precio y por la caída de manufacturas industriales”.

Se trata de un nivel, según Ochoa, no muy diferente a lo que ocurre en otros países de la región, como Chile –que sufrió un desplome mayor- o Brasil, que registra una fuerte baja en lo que va del año principalmente por una caída de las ventas de productos industriales, como sucede con el sector automotor.

En el caso de la Argentina, destacó que, tras la fuerte desaceleración de las caídas –en junio, el desplome se había reducido a una baja de tan sólo el 5% y se veía la luz al final del túnel-, “ahora están pegando más que nunca los menores saldos exportables”, producto de la mayor sequía de las últimas décadas.

En la misma línea, Osvaldo Cado, analista de la consultora Prefinex, sostuvo que “en el primer trimestre del año todos exageraron las proyecciones de caídas de las exportaciones porque no contaban con los grandes stocks de las cerealeras argentinas. Pero desde agosto, dado que se fueron liquidando, se va a sentir con fuerza la escasez de granos hasta que ingrese la nueva cosecha”.

A la caída de los volúmenes de maíz y trigo, se suman, además, menores precios para la soja, que si bien se habían recuperado conforme avanzaba el 2009, desde junio acumulan una baja superior al 20 por ciento.

Además del problema con el “oro verde”, también hay complicaciones con el “oro negro”. Sucede que si bien los volúmenes de exportación de aceites de petróleo destilados y gas crecieron, los precios no acompañaron. Esto generó, según los datos oficiales adelantados, un derrumbe de estas ventas al exterior del 25%, lo que implicó que en ocho meses ingresen u$s1.100 millones menos.

Sin embargo, mientras para la oleaginosa las perspectivas de producción para la próxima campaña son muy positivas, en el caso del petróleo y sus derivados, la caída parece inexorable.

“Se hizo muy poco y está cayendo la producción, sumado a que continúa el grave problema de las tarifas, que se irá complicando más a medida que la Argentina incremente su nivel de dependencia de los recursos energéticos del exterior. Este esquema no resiste más y no va a ser fácil sostenerlo”, alertó Ochoa.

Por otra parte, con respecto al complejo cárnico, uno de los pocos del sector agropecuario que salió ileso de la crisis-, Ochoa destacó que estos buenos niveles implican “una hipoteca de cara al futuro”, porque “se están liquidando vientres y esto va a repercutir muy negativamente en la producción”.

“En el corto plazo, la Argentina va a tener que retener cabezas para evitar que se desplome el stock ganadero”, algo que, consideró, va a tener incidencia en el precio de la carne en las góndolas.

De cara a lo que resta del año, desde el Centro de Estudios del Banco Ciudad, destacaron que “las perspectivas para las exportaciones son negativas en 2009 pero positivas en 2010”.

Según los expertos, el año próximo, las ventas al exterior apuntan a ser “el principal motor –quizás el único- que empujará positivamente la demanda agregada. El eventual impacto de un shock agrícola positivo en 2010 no es trivial”.

Por otra parte, “las exportaciones industriales están comenzando a recuperarse de la mano de Brasil y la normalización del comercio global después de sufrir un freno abrupto desde finales de 2008”.

En este contexto, Ochoa, quien también destacó la “manito” que está dando el principal socio comercial, estimó exportaciones para el año próximo un 10% por encima de los niveles de 2009 pero un 10% por debajo del récord logrado en 2008.

Importaciones: menos inversión y producción
Desde el Banco Ciudad alertaron que la caída de las importaciones “es reflejo del freno de la inversión y la producción y las restricciones paraarancelarias dispuestas por el Gobierno nacional”.

Al respecto, hicieron especial hincapié en que estas importantes caídas no están sustentadas en una baja de bienes para consumo final, sino que los bienes de capital, piezas y accesorios y materias primas, pasaron a explicar el 80% de las caídas.

De este modo, estas variaciones negativas son el fiel reflejo de otras variables, como la inversión, que está cayendo cerca de un 17% en su variación interanual, y la producción industrial, que según el último dato de la UIA, correspondiente al mes de julio, sufrió una baja del 10 por ciento.

Tal como destaca la última edición del Latin Focus Consensus Forecast, el panorama para la economía argentina se está deteriorando y se espera una contracción anual por primera vez en siete años, del orden del 2,2 por ciento.

El documento recalca que “la disminución de la confianza de los consumidores no trae buenos presagios para la demanda interna”, una variable clave que tracciona las compras al exterior.

En este contexto, desde el Banco Ciudad destacaron que mientras que “la normalización de comercio global, luego de la virtual paralización de las finanzas globales en el cuarto trimestre de 2008, junto con la incipiente recuperación en varios de los países emergentes con capacidad de aplicar políticas económicas contracíclicas, ha impulsado un incipiente rebote de las importaciones” de países como Brasil, Chile, China y México, “las señales de recuperación son más débiles en el caso de Argentina”.

Así es como este año, “las importaciones podrían reducirse un 30% por el menor nivel de actividad, el menor financiamiento disponible para comercio exterior y las medidas restrictivas del gobierno nacional”.

Sin embargo, destacaron que en 2010, deberían retornar a la senda de crecimiento: “Si la economía inicia finalmente su recuperación, es posible anticipar un rebote suave de las importaciones el próximo año”.

Una balanza comercial positiva con origen negativo
Desde el Banco Ciudad fijaron un escenario base para 2009 de un superávit comercial de u$s16.000 millones, que treparía a u$s20.000 millones en 2010 si la cosecha agrícola es buena.

Al respecto, Ochoa destacó que el saldo va a cerrar en un muy buen nivel, pero que esto está lejos de ser por mérito propio, ya que este incremento del saldo obedece casi exclusivamente al desplome importador.

Tal como informó este medio la semana pasada, esto está íntimamente vinculado al problema fiscal. Sobre este punto, Jorge Vasconcelos, economista del IERAL, había explicado que “hasta mediados de 2008 los superávit gemelos se explicaban mutuamente porque estaban montados en la suba de los precios internacionales y en un aumento en el nivel de actividad”.

Sin embargo, ahora, “más que gemelos son contradictorios”, disparó.

El especialista amplío su concepto: “El Gobierno se asegura este año un buen saldo de la balanza comercial, pero ¿a costa de qué? De un desplome importador, que a su vez esto está relacionado con el nivel recesivo de la actividad y que termina impactando fuertemente en el frente fiscal”.

En síntesis, para Vasconcelos “el superávit comercial crece cuanto más sufre la economía. Cuanto más positivo sea el saldo entre expo e impo, menos superávit fiscal vamos a tener y más recesión vamos a sufrir”.

Las cuentas no cierran
En este contexto, desde el Banco Ciudad explicaron que “las proyecciones más recientes de actividad, comercio exterior y recaudación indican que la restricción fiscal (más que la externa) será el principal foco de preocupación de la política económica”.

El informe destaca que “el 2009 registrará una gran erosión fiscal en la Nación y las provincias. El superávit fiscal consolidado (Nación y provincias) pasará de 2% del PIB en 2008 a un déficit fiscal consolidado de igual magnitud en 2009. El escenario para 2010 podría mejorar algo para la Nación, por el aumento de las retenciones (si no operan cambios en las alícuotas) que sería bueno para moderar el ajuste fiscal o reducir la brecha de financiamiento. Pero la situación provincial seguirá siendo precaria”.

Por su parte, Ochoa coincidió en que el mayor problema no es del Poder Ejecutivo: “Vamos hacia una situación muy compleja. A medida que nos acerquemos a fin de año las provincias, y principalmente Buenos Aires, se van a ver cada vez más comprometidas. Por eso aumenta la presión para modificar la Ley de Responsabilidad Fiscal y aumentar los límites de endeudamiento”.

Con respecto a las palabras del ministro de Economía bonaerense, Alejandro Arlía, de que podrían emitir un bono pero no cuasimonedas, destacó que es una visión parcial de la realidad: “Si la provincia empieza emitiendo bonos para el pago de proveedores, después éstos se van a ver obligados a colocarlos en cuevas a un precio muy inferior”, algo muy similar a lo que ocurrió tras la debacle que vino tras el fin de la convertibilidad.

Por Juan Diego Wasilevsky
(c) iProfesional.com

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