
Cuando la paridad 1-1 no fue buena noticia
Columna de Lic. Nancy Villarruel, Economista.
Cuando los argentinos escuchamos “paridad con el dólar 1:1”, se nos llena la cabeza (y el bolsillo) de recuerdos. No es así con los europeos. Esta semana volvió a verse esa paridad entre el dólar y el euro luego de 20 años. Y dista mucho de ser una buena noticia para el Viejo Continente. Viene a sumarse –o es consecuencia– de un contexto lleno de malas noticias. Claramente el contexto económico de la eurozona y la inacción del Banco Central Europeo han empujado a la divisa única a una caída contra la moneda norteamericana que la llevó a cotizar por debajo de la paridad. La línea de tiempo sería algo así como Pandemia-Guerra-Crisis Energética-Recesión-Italia.
La cotización del euro frente al dólar fue alterada por razones mundiales, continentales y locales. La pandemia exigió la actuación del Banco Central Europeo proveyendo fondos para evitar paralizar la economía. A su vez, este año el continente fue sacudido por la invasión de Rusia a Ucrania lo que inmediatamente tuvo repercusiones políticas, pero también económicas, ya que los precios de los commodities se dispararon. Las posturas políticas de los países europeos frente al poderoso invasor fueron el inicio de una serie de sanciones económicas que llevaron al líder ruso a amenazar con cortar el suministro de gas hacia el continente europeo. Esto generó una crisis energética que, sumada a la suba del petróleo, presiona los precios elevando la inflación.
Pero hay más. En la génesis de esta moneda única radica su debilidad actual. La unión de países variopintos, con problemas locales pone en alerta al resto. La dimisión de Mario Draghi (rechazada por el presidente Mattarella) desató una crisis política en Italia de la cual el euro no puedo escapar. Y aunque luego de ello se recuperó, la cotización marcó mínimos que hasta ahora actuaron como piso, pero dejaron daño.
La semana próxima hay dos hitos en un mismo día que, sin dudas, van a delinear la evolución de la moneda única. El día jueves 21 de julio finaliza el período de mantenimiento de la línea de gas Nord Stream 1 (que provee mayormente a Alemania). Ese mismo día se espera la primer alza de tasas por parte del BCE en diez años. Si Gazprom deja de suministrar gas a Alemania desatará un desastre económico de consecuencias aún no dimensionadas, por lo que la decisión de la autoridad monetaria pasará a segundo plano.
En un solo día, la economía del Viejo Continente y el euro se juegan buena parte de su futuro a corto y medio plazo.