De Giacomo analiza la caída y el freno a las importaciones
Juan Carlos De Giacomo preside una de las principales operadoras de comercio exterior de la Argentina, nacida en 1928. Los números de esta compañía de servicios hablan por sí mismos: El año pasado facturó $70 millones, posee casi dos centenares de profesionales y cuenta con sucursales en las principales aduanas del país.
Sin embargo, con la experiencia que dan los años y las sucesivas crisis del país, De Giacomo advierte en una nota con CONTAINER sobre los desafíos del presente, etapa donde el comercio internacional de la Argentina transita, por causas propias y ajenas, por un sendero dificultoso.
–¿Cómo se las arregla la logística para sobrevivir, trabajar y crecer en este momento tan difícil?
–La realidad es que estamos atravesando, en general, un proceso muy difícil para poder mantenernos. Hay que ver cuál es la incertidumbre que uno tiene y hasta dónde llega. Ante una caída de actividad como la que tenemos, ¿se paraliza la inversión?, ¿se reduce la estructura?, ¿se mantienen las inversiones? Esos son los grandes dilemas. En una situación como esta todos debiéramos aportar un poco. Es necesario considerar aspectos como una caída de actividad muy profunda, superior al 30 por ciento y su compatibilización con los pedidos de un incremento de sueldos del 20 al 25 por ciento que presentan los gremios, o el incremento de tarifas de transporte del 15 al 20 por ciento, porque más allá de lo que uno en definitiva resuelva, estas cosas descolocan para saber qué se hace.
–¿Esa caída que usted menciona alcanza a todos los sectores?
–Toda la actividad de logística para el agro y para el comercio exterior, está sufriendo situaciones muy profundas. La reducción de recursos humanos es muy grande, y no figura en los registros. En algunos casos superó el 15 por ciento de los recursos humanos de las organizaciones. Lógicamente por ser empresas de servicios, no tienen ninguna posibilidad de ayuda del Estado como ocurre con otros sectores.
–¿Cómo es la estructura de su empresa?
–El año pasado cumplimos 80 años de actividad en el comercio exterior, hace 12 años comenzamos con la unidad de negocios de logística para el agro que fue creciendo hasta el año pasado a un promedio del 24-30 por ciento anual. Es una estructura muy fuerte, basada en la zona núcleo del país, Pergamino, Rojas, Salto, Venado Tuerto, que da soporte desde el almacenamiento, transporte, check list de depósitos, etcétera, hasta la exportación propiamente dicha. Hay un grupo de 40 personas involucradas en este proceso.
–¿Cuál es el nivel de facturación de la empresa?
–En el último año De Giácomo superó los 70 millones de pesos, es un nivel muy grande para un producto que es todo servicio, fue un crecimiento muy grande, aunque vamos a cerrar 2009 con un 30 por ciento de caída y ajustes profundos en varias areas.
–¿El país tiene pendiente una decisión sobre qué hacer con su frente externo?
–El caso del trigo, donde Argentina deja de exportar el cereal, es tremendo. Otro ejemplo que muestra donde estamos es que hay frigoríficos. En Uruguay están preparando su logística para abastecer con carne al Gran Buenos Aires, la idea es que van a llegar acá en septiembre u octubre.
–El otro gran tema es la falta de importación de bienes de capital, lo que afecta directamente a la industria.
–Es increíblemente grave y eso que se ha incorporado en la estadística del rubro bienes de capital todo lo que tiene que ver con la energía a partir de las inversiones que está haciendo el Estado. Si sacáramos de esa estadística las máquinas para la producción energética, el valor de inversión de bienes de capital sería casi inexistente.
–¿Se puede luchar contra esta creencia tan difundida de que todo lo que se importa son bienes suntuarios, como televisores de LCD, celulares, y demás?
–Tenemos que comprender que no podemos ser buenos y diferenciales en todo. Si somos un país que tenemos un valor importantísimo, referencial, en la agroindustria, lo primero que tenemos que decir es: Nuestro fuerte es este. Lo cual no quiere decir que no podamos desarrollar otras áreas, pero hemos visto que no somos competitivos incluso frente a nuestros vecinos, como Brasil, para no entrar a hablar de los competidores asiáticos. En conclusión, si ubicamos bien nuestra producción en el exterior, no tiene que preocuparnos que el mundo nos coloque productos.
–¿Qué es Córdoba para su empresa?
–Un gran desafío, hemos tenido aquí altibajos profundos, en el sector automotriz y autopartista. Pero, pese al escenario actual, autopartistas cordobeses están mantienen el nivel de actividad que teníamos hasta principios de 2008. Como clientes son muy interesantes porque mantienen el nivel. En cuanto a la logística para el agro, está casi todo por hacer.