“Debemos agrandar la torta del comercio internacional”
Diálogo con Cristian Breitenstein.
Mientras las indefiniciones agobian la política portuaria nacional, que debe decidir sobre el futuro del puerto de Buenos Aires, el gobernador Daniel Scioli bajó línea clara respecto de lo que pretende para los puertos provinciales: por un lado, acercarlos a la producción y hacerlos atractivos para la exportación; por el otro, que se constituyan en centro de negocios y capten inversiones. Es cierto, todavía no logró capitalizar la terminal de contenedores de Tecplata, de la que se desconocen aún contratos comerciales. También es cierto que se decía que la obra nunca se terminaría. La llegada de las grúas despejó dudas. Ahora, será cuestión de tiempo.
Desde el gabinete del gobernador las señales se multiplican. Por un lado, promueven la presencia productiva estatal, y por eso celebraron la firma de un acuerdo con YPF para construirle cuatro pontones en Astillero Río Santiago, 32 años después del último barco construido para la petrolera estatal.
Pero, por el otro, los guiños al sector privado son permanentes: la cartera de Breitenstein encabezará hoy un encuentro con la AmCham, la cámara de comercio de los Estados Unidos en la Argentina, con el embajador Noah Mamet como invitado de honor para hablar de negocios e inversiones, una orden que Scioli bajó luego de su encuentro con el diplomático en enero último.
“Scioli tiene en claro el rol de los puertos en la competitividad de la economía argentina, y que el modelo de gestión es de alianza público-privada”, señaló el ministro de la Producción bonaerense, Cristian Breitenstein, en diálogo con la nacion, tras agregar: “Por eso duplicamos la capacidad operativa de los puertos desde 2007”.
-¿Cómo define la política portuaria de la provincia?
-Con el mismo modelo de gestión que Scioli define en el resto de las áreas, es decir, una gestión público-privada. Estimulamos a ambas, y se nota en la transformación profunda de la capacidad operativa de los puertos, que duplicaron su capacidad respecto de 2007, cuando asumió Scioli. Lo hicimos con recursos propios e inversiones privadas: desde el dragado hasta las terminales como la del Puerto La Plata, que es la mayor inversión portuaria de los últimos 50 años.
-¿Y por qué pensar y planificar en puertos?
Porque la competitividad de un país se mejora a través de dos cosas: innovación e infraestructura. Y los puertos, en todo el mundo, están teniendo un gran dinamismo. No podemos perder ese tren. Y es además un modelo de gestión positiva, donde debemos garantizar la seguridad jurídica para estimular una mayor inversión privada, dando condiciones de plazos y seguridad.
-¿Y qué rol debe asumir el Estado?
El Estado (provincial) hacía más de 10 años que no invertía. Lo hacían los privados, muchas veces supliendo lo que era responsabilidad primaria pública. Diría que recuperamos recursos, como la inversión que hicimos en Dock Sud. Ya está dragado Mar del Plata, y recuperamos los (buques de) contenedores en esta terminal. Dragamos San Nicolás y San Pedro. En Bahía Blanca y Quequén, que tienen una lógica autónoma, impulsamos la profundización. Y en La Plata estamos dialogando con las terminales automotrices y con las navieras para que empiece a funcionar definitivamente la nueva terminal. Hay coyunturas complejas; el comercio global cayó, pero también que hay mucha expectativa para los próximos tiempos y cuando uno se prepara y planifica como Estado esas expectativas están cerca de cumplirse.
-Si traspolara esta gestión provincial a la órbita nacional, ¿cuáles serían las prioridades?
Si Scioli tuviera la responsabilidad de gestionar el ámbito productivo nacional en la nueva etapa, primero habría un shock de confianza y de inversiones como lo ha habido en la provincia de Buenos Aires, que recibió en los últimos ocho años US$ 50.000 millones de inversión privada, cosa que no se logra sólo por la recuperación económica y por el consumo interno, sino porque se generó confianza. En el sector portuario se invirtieron cerca de US$ 1000 millones, lo que habla de una línea, un vínculo con el sector privado al que hay que convocar a una gran mesa portuaria de diálogo con el Estado para delinear el plan estratégico de las próximas décadas. Va a haber espacio para todos y nuestra responsabilidad es agrandar la torta, es decir, agrandar el comercio internacional, generar mejores expectativas e integrar lo regional en el plano internacional. El sector privado y público deben escucharse mutuamente: el Estado hoy tiene la política estratégica, pero hay que entender la lógica de cada actor y fundamentalmente tener una visión de mediano plazo.
-¿Debe estar presente la carga en esa mesa portuaria público-privada? ¿Pueden replicarse los modelos de administración portuaria que tiene la provincia de Buenos Aires al plano nacional, y extenderse así al resto de los puertos?
En la provincia conviven dos modelos: uno descentralizado y otro de administración directa. Entre los puertos administrados de forma directa están Dock Sud y San Nicolás. El resto de los puertos tienen consorcios, están descentralizados en un consorcio público-privado en su administración. Dentro de esos modelos consorciados, el de Bahía es el más antiguo y el que ha demostrado un mejor equilibrio entre el sector público y el privado, porque diseñó un plan a mediano plazo y lo fue cumpliendo y todos entendieron que para tener resultados en el mediano plazo hay que renunciar a resultados inmediatos individuales. Y esto no es solamente un mal portuario, es un mal de nuestra cultura política.
Fuete: La Nación