
“Déjenme con mi secretaria la llave de la empresa”
Columna de Walter Giannoni.
Tal vez porque terminó de redondearse sobre el fin de la semana que pasó, muchos no conozcan las nuevas disposiciones del Banco Central para poder acceder a dólares que permitan el pago de importaciones.
Con la Comunicación A 7488, la autoridad monetaria fijó un nuevo requisito a la operatoria que se suma al triple cepo que ya fue descripto por CONTAINER en ediciones anteriores.
El BCRA abrió a cuentagotas el grifo a sectores que estaban agobiados en ese sentido, como los importadores de café y cacao (dos de los pocos alimentos que no se producen en la Argentina) y de acero y aluminio.
Pero ordenó dos cosas para poder entregar las divisas. La primera, que quienes las pidan demuestren con una auditoría independiente que carecen de stocks de esos insumos. Lo hace con el doble propósito de evitar que se especule con la acumulación de mercadería y para impedir que accedan al dólar oficial “barato” con fines especulativos.
Es decir, el Estado se mete de lleno adentro de los depósitos de mercadería y de las cuentas de las empresas con nuevas regulaciones.
La segunda exigencia es más disparatada todavía. Para poder acceder a dólares, la empresa deberá participar obligatoriamente con productos en el programa de Precios Cuidados, cuyo fracaso ha quedado abiertamente expuesto en los índices inflacionarios.
En el Gobierno apuestan a distorsionar el capítulo Alimentos y Bebidas del Índice de Precios al Consumidor (IPC) con la “herramienta” de Precios Cuidados, por ello también metieron verduras –uno de los grandes dolores de cabeza del primer trimestre– en la última versión del “acuerdo”.
El argumento principal de todo este manoseo es el impacto de la crisis internacional, aun cuando algunos integrantes de la gestión se ocuparon esta semana de responsabilizar a Martín Guzmán por la falta de política económica. En otras palabras, como queda expuesto, el intervencionismo del Estado en la actividad privada ha pasado a ser total y completo. Enumeremos: a la carga impositiva y las regulaciones habituales, se agrega el control de capitales y de stock, y la participación obligatoria en acuerdos de precios. Si no, no hay dólares.
Se materializa en cierto modo y bajo otra gestión, aquella famosa frase de Guillermo Moreno: “si no pueden, déjenme con mi secretaria la llave de la empresa”.