
El adiós al empresario Juan Carlos Tay, un ícono del norte cordobés
Era titular de bodega La Caroyense y fue dueño de La Ganadera de Jesús María. Querido por todos, apostó al reverdecer de la vitivinicultura cordobesa.
Con enorme pesar, las comunidades de Jesús María y Colonia Caroya despiden al empresario Juan Carlos Tay, quien falleció ayer miércoles a los 78 años de edad por causas de una enfermedad crónica.
Emprendedor por naturaleza, Tay tuvo una vida dedicada al trabajo apasionado.
Durante varias décadas comandó la feria ganadera referencial del norte cordobés, hasta que un día, cruzó las puertas de la bodega friulana –de la que sólo quedaba el viejo edificio y la marca– y se quedó hasta reposicionarla en el mercado con el aporte también de su hija María Celina.
Reconocido donde fuera, las vicisitudes de la economía argentina lo llevaron a tener que cerrar aquella feria, situación que afrontó con enorme entereza y que no lo venció.
Por el contrario, continuó en el camino del empresario abnegado y paciente con La Caroyense.
El Intendente de Colonia Caroya, Gustavo Brandán, decretó dos días de duelo en el ámbito municipal por el fallecimiento de Juan Carlos Tay.
“En su rol de empresario, fue fundamental su apuesta por la vitivinicultura local al comprar el edificio de la Cooperativa en el año 2000 y mantener durante estas dos décadas el vínculo con los productores y lograr potenciar a su establecimiento como principal atractivo turístico de la ciudad”, señaló el municipio.
Tay también participó en entidades y organizaciones, siempre con un aporte proactivo y desinteresado.
Este jueves, también la Cámara de Bodegas y Productores Vitivinícolas de la provincia de Córdoba expresó sus tristeza por la desaparición de uno de sus socios activos y reconoció el aporte de Tay para que la vitivinicultura cordobesa volviera a cobrar dinámica.
Pero aún con esta actividad, nunca le quitó la atención a la actividad ganadera.
Cinco años atrás, Tay expresaba a La Voz:
“Hay cientos de campos donde se sacaron los alambres para poner agricultura”, lamentaba. Y refería a una situación similar a la que hoy viven los productores ganaderos cuando debió tomar la decisión de cerrar La Ganadera:
“No me daban los números, precios muy bajos, limitados por el Gobierno, restricciones para la exportación y costos muy altos. Un día me senté, hice los números reales y llegué a la conclusión de que el negocio no cerraba más”, comentó entonces.
Pero quienes conocieron a Tay destacan un perfil que no pasaba por los negocios. Era una persona entrañable, colaboradora con quien lo necesitara y dispuesta siempre a sembrar la semilla del trabajo. Se lo va a extrañar.
Foto: Radio Jesús María.