
El calendario electoral acelera hacia la batalla ideológica
En la noche de este domingo vencerá el plazo para registrar a los candidatos que competirán en las elecciones parlamentarias del 26 de octubre. En Córdoba, la previa se vive aquí con menos estridencia que en Buenos Aires, aunque su significado no es menor.
En el mayor distrito del país, lo que está en juego es la validación misma de dos corrientes ideológicas que encarnan modelos antagónicos de conducción nacional. El “libertarismo” de Javier Milei se enfrenta al estatismo de Axel Kicillof: dos sistemas de gobierno que difícilmente representen, por completo, a una amplia porción de la sociedad.
Milei busca refrendar el camino recorrido con un estilo que bordea los límites de la institucionalidad. El peronismo bonaerense, por su parte, donde se albergó a gran parte del kircherismo residual tras la derrota de 2023, exhibe un modelo de resultados y consecuencias ya conocidas.
En Córdoba, la disputa ideológica toma otro matiz. Aunque las diferencias con la Casa Rosada son marcadas –y han derivado en alianzas con otros gobernadores para trazar un camino alternativo hacia 2027–, el oficialismo provincial sostiene un capitalismo con equilibrio fiscal, fomento a la inversión privada y presencia del Estado allí donde el mercado solo no alcanza, como la obra pública. Juan Schiaretti, primer candidato en la lista, es un abanderado de esa fórmula.
En esta legislativa, más que evaluar la gestión provincial o municipal, instancia que llegará dentro de dos años, cuando se renueve la conducción del Panal, se vota en qué dirección debería encaminarse un país que nunca supo construir una síntesis para alcanzar objetivos de crecimiento.
El resultado definirá la nueva composición parlamentaria que, en última instancia, decidirá si se aprueban o se archivan reformas estructurales en el funcionamiento del Estado y en leyes clave para la economía.
Milei aspira a que de esta elección (en la que se renuevan 127 diputados y 24 senadores) surja una columna propia de “héroes”, como llama a sus leales, dispuestos a empuñar la motosierra en todos los frentes. Si no lo consigue, deberá lograr, mediante negociaciones a las que no es proclive, un acercamiento a las mayorías necesarias para imponer su agenda.
En Córdoba, la pulseada será menos ruidosa, pero no menos relevante: la representación que surja puede ser decisiva para inclinar la balanza en el Congreso. Ahora todo es campaña y cálculo político. El 27 de octubre, el minué comenzará a bailarse, y no habrá forma de esquivar la pista.