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El campo argentino tiene otras opciones

Los commodities agrícolas no es lo único que puede exportar la producción agropecuaria argentina. Productos industrializados y a los specialities, también abren un camino, aunque más costoso y difícil. Muchos políticos y economistas suelen repetir a menudo, algunos firmemente convencidos y otros como una simple muletilla, que Argentina debe reducir sus exportaciones de commodities y apostar a productos con mayor valor agregado, sobre todo cuando se habla de la producción agropecuaria y la industria ligada al campo.

Sin embargo, pocos saben la implicancia real que tienen estas afirmaciones, sobre todo cuando el propio país carece de incentivos para productores e industriales que avancen en este sentido.

Algunas insistiendo con esfuerzos individuales y otras buscando apoyo en entidades empresarias y organismos de comercio exterior, hay empresas cordobesas que decidieron desviar su mirada de los commodities y apostaron a los productos de alto valor.

El esfuerzo para llegar a precios competitivos por la alta incidencia del flete y la necesidad de “afinar el lápiz” para encontrar los nichos de mercado donde colocar estos productos, son una constante de las otras opciones que tiene el campo argentino.

Los specialties

A la sombra del crecimiento que tuvieron los commodities agrícolas, avanzaron en el país los llamados “specialties”, aunque con una participación mucho más modesta en el total de las exportaciones argentinas.

Se trata de alimentos que, por tener un precio mayor en el mercado, le permiten al productor alcanzar niveles más altos de ingreso por hectárea cultivada. Con estos, también logra desprenderse de los vaivenes de las bolsas internacionales, optimiza recursos e incrementa la diversidad.

El problema es que los specialties requieren muchas veces de una mayor inversión en capital y tecnología y un esfuerzo mucho mayor para encontrar mercados en el mundo.

Un ejemplo en Córdoba de lo que se puede hacer en este rubro es la tarea que viene desarrollando Molino Sytari, trabajando en la colocación de legumbres, derivados del trigo (trigo candeal y trigo burgol) en las comunidades árabes de los mercados regionales.

La firma exporta además garbanzo, arveja entera, arroz y en menor medida cuasi commodities como el maíz pisingallo.

“Productos como el trigo burgol no hace falta hacer el esfuerzo de exportarlo los países árabes, que están bien abastecidos por Turquía y donde es muy difícil competir. En el Mercosur, existen comunidades de inmigrantes o descendientes árabes donde hay un fuerte consumo de estos productos”, explica Miguel Zonnaras, gerente general de la empresa.

Del total del volumen exportador, el 60 por ciento de sus ventas se coloca en países como Brasil, Uruguay y Chile y el 40 por ciento restante en Bolivia y Colombia.

La compañía nacida en 1994, luego de que Georgalos se desprendiera de su planta ubicada en Río Segundo, ha consolidado sus exportaciones de garbanzos sobre todo en Brasil, ya que con pescado de bacalao se lo utiliza para elaborar un plato típico. Este producto representa el 35 por ciento de sus exportaciones, seguido por otro 35 por ciento para los derivados del trigo y otro 30 por ciento para el resto de los productos.

“La producción de garbanzo creció mucho en Córdoba, gracias a que se hicieron convenios con los productores primarios. Se lo vende en Brasil y el norte de Sudamérica fraccionado en bolsas de 25 y 50 kilos, mientras que en Chile se coloca el envase chico de medio kilo”, indica el directivo.

Al respecto, Zonnaras asegura que la demanda mundial de este tipo de alimentos es cada vez mayor. “El garbanzo es muy consumido en todo el mundo, Argentina puede crecer en zonas donde necesitan producto de más valor agregado, como el norte de Córdoba. Hay productores que, cuando vieron la intervención del Gobierno en los commodities, buscaron alternativas en cosecha fina, algunos profesionalizando la producción con genética y otros combinando buenos suelos y buen riego”, reseña.

Otros alimentos

Pero no solamente las personas se alimentan, también los animales. Grupo Pilar, una compañía con plantas en Córdoba, provincia de Buenos Aires y Entre Ríos, viene sosteniendo sus planes exportadores de alimentos para mascotas y animales de producción, elaborados con los excedentes de la producción agropecuaria.

Este año, la firma sólo exporta el cinco por ciento del total de producción, dado el altísimo nivel de compra que tiene el mercado interno a raíz del mayor consumo, pero en años anteriores la firma exportó volúmenes mayores.

Así lo explica Fernando Sama, gerente de Comercio Exterior de Grupo Pilar, fabricantes de productos como Tiernitos y Caro Amici.

“En alimentos para animales de producción, no se ha podido avanzar demasiado. Es un mercado complicado, se requiere de alta capacitación en la cadena de comercialización y de un muy fino relevamiento de mercado, para determinar la dieta técnica que aplican los productores de cada región. En este tipo de productos, recién se está elaborando un proyecto para el año próximo”, advierte el directivo.

Es en el mercado regional del alimento para mascotas –elaborado en base a excedentes de maíz, soja, carne bovina y de pollo– donde la firma tiene presencia con envíos a Uruguay, Chile, Bolivia y Paraguay.

Allí capitaliza su participación en la televisión argentina –su marca Tiernitos es auspiciante de ShowMacht, un programa muy seguido en los países vecinos– y la sencillez de este tipo de mercado.

“Uruguay es un mercado fuerte, allí vamos con productos de valor agregado. Son mercados muy poco económicos, donde la clave es conseguir el distribuidor, la persona justa, ‘dar en el clavo’ para que la visión y el código sean compartidos. Pero hay proyectos para avanzar en otros mercados”, resalta Sama.

Maquinaria agrícola

Además de los alimentos, el campo tiene su propia industria metalmecánica, la producción de maquinaria agrícola y sus partes, que de la mano del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) ha comenzado a exportar el exitoso modelo de siembra directa que se viene aplicando en Argentina en las últimas décadas.

Una Pyme que aprovechó esta tendencia es VHB Repuestos Agrícolas, que desde 1986 se dedica a la fabricación de sembradoras en Oncativo. Si bien hizo colocaciones puntuales en Bolivia en 2002, formalmente exporta desde 2006 con los primeros envíos que hizo la industria de la maquinaria agrícola argentina a Venezuela.

Así lo destaca Víctor Baro, presidente de VHB Repuestos Agrícolas, quien destaca que en la actualidad la firma abre mercados en Uruguay, Bolivia, México, Rusia, Ucrania y Kazajstán.

“Europa del este ofrece una oportunidad muy grande para la industria argentina. Cuentan con un stock de maquinaria agrícola muy vieja, que casi no ha evolucionado en los últimos 30 años; tienen una necesidad muy grande de aplicar siembra directa para aprovechar el suelo y las condiciones de lluvia”, explica el directivo.

En este sentido, resalta la tarea que está desarrollando el Inta para “exportar” el modelo argentino de siembra directa. “Argentina se está convirtiendo en un exportador de tecnología, más que de maquinaria agrícola”, resalta.

Según Baro, esta tendencia permite exportar el producto, el servicio post venta y los repuestos.

La empresa fabrica en este momento un centenar de sembradoras por año, de las cuales exporta 20 por ciento. Tres cuartas partes de su exportación está dedicada al este europeo.

“La siembra directa está avanzando en los mercados del mundo. En cinco años, la exportación de este tipo de productos se va a multiplicar por dos o tres”, resalta.

Trabajando en forma coordinada con el Inta Manfredi y la agencia ProCórdoba, VHB analiza posibles alianzas en Ucrania para desarrollar una planta que le permita enviar las partes y hacer el armado de su modelo VHB RB de seis y 12 metros, utilizado para la siembra de maíz, trigo y pastura de grano fino.

En este sentido, el empresario recalca la oportunidad que se abre en este momento: “El cliente busca siembra directa, necesita lograr grandes volúmenes con bajo costo de transferencia de conocimiento y tecnología. En los países limítrofes también se va a dar esta tendencia de enviar las partes y armarlas allá, porque esto permite aprovechar los beneficios fiscales de producir en ese país y los créditos que ofrecen los gobiernos a los productores para que renueven su maquinaria agrícola”.

Cada vez más aceitunas

Un ejemplo de cómo crecen las exportaciones de specialties es el avance que tienen las aceitunas en Córdoba. Según un estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), entre 2000 y 2009 las ventas cordobesas al exterior de aceitunas aumentaron de 24 a 1.792 toneladas, con lo que la participación provincial en el total exportado por el país aumentó de 0,08 a 2,35 por ciento. En facturación, en el período considerado las ventas cordobesas subieron de casi 30 mil a 2,6 millones de dólares, con una participación es similar al volumen exportado.

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