
El cierre de las importaciones y el impacto en los precios: un riesgo
Un informe del Ieral-Fundación Mediterránea advierte sobre el dramático achicamiento de la cantidad de dólares disponibles para adquirir insumos y bienes en el exterior y el impacto que puede tener en la economía.
“Dónde hay un mango que yo lo he buscado / Con lupa y linterna y estoy afiebrado”, dice la letra de aquél viejo tango. En poco tiempo, podría perfectamente sustituirse la palabra “mango” por “importación”, a estar por el ritmo de desvanecimiento de la posibilidad de hacerse de divisas que tiene el Banco Central, aún en plena temporada alta de “pesca”.
De acuerdo a trascendidos periodísticos, el gobierno se dispondría a aplicar nuevas restricciones para importar, sea a través de autorizaciones a las operaciones de comercio exterior, sea por medio del acceso a las divisas, señala un informe del Ieral-Fundación Mediterránea.
Este recurrente escenario de “frazada corta” se da, paradójicamente, en un contexto de liquidación de granos e ingresos record de agrodólares, gracias a la suba de los precios internacionales de las commodities. Pero no alcanza. Nada alcanza.
Según el análisis del economista Jorge Vasconcelos, de hecho, “la mejora computable hasta mediados de este mes de junio para el guarismo correspondiente a las Reservas Brutas del Banco Central, levemente superior a los 1,9 mil millones de dólares, sólo ha sido posible por el desembolso de los organismos internacionales, fundamentalmente el FMI, que acumula una cifra mayor a 3,8 mil millones de dólares”.
El contraste con los datos de 2021 es “muy significativo”. “A esta altura del año pasado, el Banco Central había podido concretar compras netas de divisas en el mercado oficial de cambios (operaciones con el sector privado) por 6 mil millones de dólares, mientras que en igual período de este año el saldo es de sólo 932 millones de dólares”.
Ello marca un sendero de lo que puede ocurrir con las importaciones porque “hay que tener en cuenta que la ventana de oportunidad que brindan los agrodólares comienza a achicarse hacia agosto/setiembre de cada año”, comenta el informe.
“Aunque existan funcionarios que vean este fenómeno con una óptica conspirativa, en realidad este fenómeno de frazada corta responde a conexiones entre las variables macroeconómicas que a menudo se olvidan o minimizan”, resaltó.
La dinámica descripta se ha potenciado por la crisis registrada en el mercado doméstico de deuda pública. “Dentro del stock de bonos que tiene negociación en el mercado, se estima que el 40 % se encuentra en manos de organismos públicos”, recuerda Vasconcelos. De hecho, los bancos le han advertido de esta situación a Guzmán ante la próxima renovación de vencimientos por 500 mil millones de pesos.
Es que el otro 60 % está dividido, en unos 20 puntos en manos del sistema financiero y los otros 40 puntos dispersos entre particulares, empresas, compañías de seguro y demás. El gobierno procura que los bancos incrementen esas tenencias, y la decisión del Banco Central de este jueves 16 de subir las tasas de interés en forma segmentada, aparece como una fuerte señal para que las entidades financieras tomen más “riesgo Tesoro”.
Los últimos datos cifran la brecha cambiaria casi 20 puntos porcentuales por encima del nivel de doce meses atrás, con las consecuencias negativas que esto tiene sobre las expectativas, en todas las dimensiones: temor a cepo más restrictivo, riesgo de devaluación, impacto sobre los precios internos y demás.
Utilizando los datos de la Dirección de Estadísticas de CABA, se tiene que los precios en dólares de los ítems “no regulados” se han encarecido un 26 % en dólares (tipo de cambio oficial) mientras que esa suba es de nada menos que un 40 % para ítems de bienes “protegidos de la competencia externa”, por las restricciones existentes para importar.
Seguramente, la brecha cambiaria es uno de los principales puntos de referencia a la hora de la definición de los precios en ese mercado.
Salvo las tarifas de los servicios públicos, que de hecho se han abaratado medidas en dólares al tipo de cambio oficial, el resto de los rubros que conforman la canasta del Índice de Precios al Consumidor, muestran un acelerado proceso de “inflación en dólares”.