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“El comercio exterior pide normas simples”

Tres Problemas, tres Soluciones.

-¿Cómo se destraba el enmarañado comercio exterior argentino?

-El comercio exterior sufre de “congestión regulatoria”. Solucionarla exige en primer lugar corregir los desequilibrios macroeconómicos (en especial fiscal y monetario) que han producido el atraso cambiario y la alta inflación. Habrá después que eliminar el cepo, los obstáculos a la inversión internacional y a los flujos transfronterizos de divisas. Un entorno ordenado fomentará la competitividad internacional. Luego, es preciso normalizar (y reducir al mínimo los límites cuantitativos) al comercio internacional con normas simples que lo incentiven. En el mundo no existe el comercio exterior aislado, sino que existen procesos fluidos de inversión internacional, alianzas entre empresas y comercio internacional posterior.

-¿Cómo se podría mejorar el acceso a los mercados de las empresas argentinas?

-Corregidas las dificultades fronteras adentro (con estabilidad, simplicidad, baja aleatoriedad y acceso a recursos), hay dos planos para trabajar: uno, avanzar en negociaciones económicas internacionales con otros mercados, que permitan reducciones arancelarias para nuestros productos y armonizaciones y ordenamientos en normas técnicas y requisitos y estándares de calidad. Y otro es asistir a las empresas con servicios que les permitan desarrollar atributos competitivos como lo son las adecuadas estrategias de marketing externo; innovación y conocimiento incorporados en productos; generación de arquitecturas vinculares estables y sistémicas en el exterior; y obtención de reputación (marcas comerciales, certificaciones, prestigio surgido de contratos con grandes y calificados clientes)

-¿Qué llevó al comercio exterior argentino a quedar tan trabado y enredado en los obstáculos?

-La Argentina perdió desde 2011 competitividad. Las exportaciones comenzaron a caer (de 84.000 millones de dólares aquel año hasta 72.000 millones de dólares el año pasado). Esta pérdida redujo el ingreso neto de dólares. El atraso cambiario y la inflación agravaron la situación. El Gobierno decidió entonces restringir importaciones (por la escasez de dólares) y desalentar exportaciones (por escasez de oferta). En tanto, la desconfianza tanto en las empresas como en otros actores económicos consolidó la sobrerregulación. Y la dificultad para comprender que el 80% del comercio mundial (18 trillones de dólares) se produce dentro de grandes cadenas de valor (auténticos sistemas de empresas vinculadas más allá de las fronteras) facilitó la excesiva regulación que reduce año a año la participación de empresas argentinas en el comercio mundial.

Fuente: La Nación

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