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El efecto que brilla y el origen que se omite

Cada 15 de septiembre, Japón celebra el Día del Respeto a los Mayores. Una verdadera lección para las empresas. Es muy grande, en la industria en general y en la automotriz en especial, la admiración por el método de producción Toyota . El fundador de la empresa Kuchiro Toyoda, el Ingeniero Taiichi Ohno y el consultor Shigeo Shingo comenzaron desde la mitad de la década del 30 del siglo pasado a desarrollar métodos y técnicas que hoy son la base de los mejores sistemas productivos. Kanban, JIT (justo a tiempo), eliminación de desperdicios, Poka Joke (a prueba de errores), o SMED (puesta a punto de máquinas en forma rápida) son algunos referentes del famoso método.

La admiración antes mencionada no solo es justa, sino que también resulta fuente inspiradora de superación, pero nos impacta el efecto, y no estoy muy seguro del conocimiento y análisis de la causa u origen de tan sorprendentes resultados.

Para ello resulta muy útil tratar de conocer algunos detalles, adentrarse y compenetrarse con la cultura japonesa, e inmediatamente surgen y resaltan algunos valores como el respeto, la limpieza, la puntualidad, la responsabilidad (primero tengo responsabilidades y luego derechos), el afecto por lo simple, la perseverancia y finalmente (entre muchos más que seguramente omito) la valoración superlativa de las personas mayores a quienes consideran fuente de luz y sabiduría ya sea en la familia, en la empresas y en las artes y ciencias plasmando esto en un festejo notable, cada día 15 de Septiembre de cada año se celebra en Japón el “Día del respeto a los Mayores”.

Para ilustrar esto les invito a compartir el resumen de un cuento popular japonés :

Hace muchos años en cierta aldea existía la costumbre de abandonar a los ancianos en una montaña ya que cuando cumplían sesenta años dejaban de ser útiles. Cuando el padre cumplió esa fecha el hijo le manifestó que a pesar de su tristeza debía llevarlo a la montaña. En el camino el padre fue cortando ramas de árboles y cuando el hijo le preguntó si era para poder guiarse y regresar, el padre respondió: no, es para que tú no te pierdas. Emocionado por este acto de bondad de su padre aún cuando iba a ser abandonado el hijo decidió regresarlo a la casa aún a riesgo de un castigo del señor de la aldea.

Al tiempo, el amo de las tierras solicitó a los jóvenes el siguiente desafío, debían presentar ante él una cuerda tejida con cenizas. El hijo entre preocupado y desesperado recurrió al padre abatido por la dificultad y contándole la solicitud del patrono le manifestó su imposibilidad. El padre sereno le dijo: no es imposible, trenza una cuerda apretando muy bien cada hilo, la apoyas en una cerámica y la quemas hasta que solo queden cenizas.

Así lo hizo y con ello se ganó las felicitaciones del amo quien le concedió un favor, que por supuesto el hijo pidió que sea el volver a tener a su padre en la casa.

Notable relato, y como alguien alguna vez dijo: los cuentos son para hacer dormir a los niños y despertar a los adultos, me pregunto: ¿están entre nuestros pilares culturales la valoración de las personas mayores?, ¿aprovechamos sus enseñanzas o en la cultura occidental su valor es relativo en comparación con la fuerza de la juventud? ¿Cultivamos el escuchar a los mayores o relativizamos su potencial?

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