
El impacto de las bandas tarifarias en el mercado aéreo argentino
Un estudio del IIE de la Bolsa de Comercio muestra que el regreso de esta política baja pasajeros de los aviones y reduce la perfomance de la competencia a la aerolínea estatal.
La vuelta de las bandas tarifarias para los tickets aéreos, dispuesta por el Gobierno nacional para frenar la competencia sobre Aerolíneas Argentinas, perjudica al resto de las empresas y baja pasajeros de los aviones, al impedir la posibilidad de volar más barato.
Así lo determina un estudio del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la Bolsa de Comercio de Córdoba, donde se advierte que el mercado podría achicarse hasta seis veces si, a precios constantes, se pusieran las tarifas a valores de 2014.
Ese fue, precisamente, un año donde el kirchnerismo en el poder intentó por todos los medios sacar la competencia de otras compañías, en especial de LAN, en una batalla judicial todavía recordada. La historia se repite.
“Un análisis de la evolución de las bandas tarifarias a lo largo del tiempo muestra una relación negativa entre el valor real de la banda mínima (deflactada en pesos) y la cantidad de pasajeros que acceden al mercado de cabotaje en la Argentina”, indica el estudio elaborado por los economistas Fabio Ventre y Manuela Rossi.
Esta relación se verifica en que “a medida que bajaba en términos reales el valor de la banda tarifaria mínima entre 2003 y 2019, crecía la cantidad de pasajeros anuales de cabotaje”.
El 74% de los cambios en el número de pasajeros “pueden ser explicados por las variaciones en las bandas mínimas reales”, agrega, lo cual constituye “una señal de la fuerte influencia e impacto de la regulación en el sector”.
La situación se potenció en plena pandemia. Desde marzo de 2021, al tomarse el promedio móvil de 12 meses, “se observa un vínculo aún más marcado entre la banda mínima real y los pasajeros de cabotaje ya que el volumen mensual de gente que voló entonces se explicó en un 96% por los cambios en la banda mínima ajustada por la inflación”.
Para el escenario pospandemia, el IIE estudió cinco diferentes posibilidades sobre el valor de la banda mínima.
“El primero es el escenario ideal para los consumidores”, agrega. Allí se descarta la regulación y el mercado aéreo argentino contaría, de tal forma, con 19,2 millones de pasajeros anuales en cabotaje.
El segundo prevé una no actualización de la banda tarifaria. Por año viajarían entre 18,2 millones y 18,4 millones de personas dentro del país. Para el tercero se espera una actualización de la banda de finales de 2021 por inflación, serían entre 17,7 millones y 17,9 millones de pasajeros de cabotaje.
“En cualquiera de estos tres escenarios, se alcanzaría un nuevo récord de acceso de argentinos a vuelos de cabotaje. El resto de los escenarios muestra el impacto negativo que tendría instaurar mayores bandas tarifarias”, recalca el estudio.
Si las bandas mínimas retornaran a niveles de diciembre de 2015 –$10 mil a valores de hoy– se estima que habría 8,1 millones de pasajeros de cabotaje por año, “pero con un grado de incertidumbre elevado”, ya que según las proyecciones del IIE, la cifra podría variar “en alrededor de 1 millón de pasajeros por encima o debajo de esa cifra”. Sería, en consecuencia, la mitad de las proyecciones de los otros escenarios, agrega.
El peor escenario sería si la banda mínima alcanzara valores reales similares a los de fines de 2014 ($13 mil a precios de hoy). “Entonces serían 5,2 millones los pasajeros de cabotaje por año, con una máxima de 6,4 millones y un piso de 3 millones. Es decir, el mercado se achicaría entre 3 y 6 veces”, subraya.
Aunque el informe no lo indica, si se tomara la proyección donde cada empresa fija sus tarifas y la que emerge de que el Gobierno nacional ubique el ticket dentro de la banda tarifaria más alta, hay casi 12 millones de pasajeros de diferencia.
Mariano Recalde, expresidente de Aerolíneas Argentina, defendió a principios de año el esquema. “No significa que todas las compañías deban cobrar al mismo precio sus pasajes, cada una podrá desarrollar la política comercial que considere más beneficiosa para sus intereses. Pero siempre dentro de un marco de razonabilidad y previsibilidad para toda la industria”, dijo en una nota periodística.
Sería un buen razonamiento, de no ser porque los quebrantos de la empresa estatal se reparten entre todos los argentinos, vuelen o hayan permanecido en tierra toda su vida.