
El mejor consejo: no crear un Consejo
Por Walter Giannoni.
Con la economía que no levanta cabeza –es más, enero fue un mes de nueva caída de consumo–, la vacunación por el Covid-19 manchada por el escandalo de Ginés, la imagen presidencial en baja y el proceso electoral con signos de incertidumbre, Alberto Fernández volvió a apelar a una vieja receta de la política para intentar tomar un poco de aire.
Dispuso de la creación de un Consejo Económico y Social para generar políticas de largo plazo en un país que con sus urgencias se rebana día por día. Lo confió a una de las figuras más prestigiosas de su entorno, Gustavo Béliz, que le quedó de saldo después de no poder ubicarlo en la presidencia del BID.
Béliz, reconocen propios y extraños, es un intelectual valioso. Cuando se lo menciona lo primero que se señala de él es su honestidad y su capacidad. Además tiene vínculos con todos los sectores de la política, empezando por el peronismo pero también cruzando a otras veredas.
Sin embargo, cuesta pensar que con los problemas argentinos tan abiertamente expuestos sea necesario crear un consejo para tratar de encontrarlos, consensuarlos y apuntar a una agenda que los resuelva. No es mala onda, es empirismo puro.
El CEyS, donde no hay ningún representante de Córdoba, se propone en sus enunciados que “cualquiera sea el tema en tratamiento, el enfoque prioriza la integración de los más pobres y excluidos”. ¿Quién puede discrepar con eso? Pero la economía demuestra siempre que la única manera de sacar a millones de compatriotas de esa situación es mediante la generación de empleo.
En los enunciados figura una frase sugestiva. “No son materia del CEyS los asuntos de coyuntura o relativos al funcionamiento corriente de los sectores”, como salarios, precios, tarifas, calendarios, interpretación de normas.
El Gobierno, sin embargo, lleva un año arrinconado en la telaraña que él mismo tejió con nuevas regulaciones, leyes a contramano y disposiciones de urgencia: producir, trabajar, generar trabajo, resulta cada día más difícil, en particular para el sector Pyme que aún con los ATP se desangró en puestos de trabajo por la pandemia.
Tal vez el mejor consejo no sería crear un Consejo para pasado mañana, sino, como dice De Pablo, sentar en una misma mesa a Guzmán y al Instituto Patria para que se pongan de acuerdo en lo urgente que hoy es lo importante.