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El proceso de toma de decisiones

Tomar una decisión significa elegir entre dos o más alternativas en una determinada situación. Este proceso está permanentemente acompañándonos, ya sea en forma consciente o inconsciente, ¿qué ropa me pongo?, ¿qué hago primero?, ¿dónde invierto?, ¿cómo comienzo mi presentación?, ¿té o café?.

Podemos observar que algunas decisiones presentan opciones simples, fácilmente reversibles si el resultado no es el que espero, pero otras son más complejas y puede ser importante que minimicemos la probabilidad de error.
Primeramente debemos vencer la decidofobia, que es el miedo persistente a la toma de decisiones, este es el primer paso ya que si no tomamos una decisión por nosotros mismos, otros o el tiempo ser encargarán de tomarla por nosotros, dejando por lo tanto nuestro futuro en manos de terceros.
Al amplio campo de la toma de decisiones podemos dividirlo en dos grupos:
1) Decisiones programadas: son aquellas donde preveo la situación y defino la elección antes de que ocurra. Un ejemplo son los procedimientos de trabajo, donde por ejemplo se preestablece claramente que hasta cierto límite de dinero puede gestionar un comprador de la empresa, pero para cifras superiores debe autorizar el gerente. Esta decisión tomada al momento de escribir el procedimiento facilita el tener que decidir caso a caso.
2) Decisiones no programadas: sin haberlo previsto me encuentro ante varias alternativas y debo optar.
Estas últimas son nuestro motivo de análisis, ya que es muy probable que la decisión que tomemos esté influenciada por el grupo socio-cultural al que pertenecemos, los gustos personales, los recursos disponibles y las características de las decisiones a tomar.
Las características, pueden actuar en forma decisiva en la toma de decisión a realizar, y podemos detallar las siguientes particularidades:
a) Efectos futuros: si decido esto, ¿me afectará ahora, en el mediano o largo plazo?
b) Reversibilidad: si elijo lo otro, ¿puedo volver atrás o ya nunca más podré revertir mi decisión?
c) Impacto: ¿cuánto me impacta?, ¿impacta a otras personas o al medio ambiente?
Considerando nuestro conocimiento sobre las características de las decisiones a tomar, estas pueden entonces implicar un simple escoger en base al gusto personal, o en caso de improbable reversibilidad y alto impacto tener la necesidad de ser metódicos y profesionales.
A modo de guía y ayuda caminaremos las etapas de una toma de decisiones, avancemos considerando cada paso, sin apresurarnos, sin suprimir fases y con ello nuestras probabilidades de acierto serán mayores.
Etapas del proceso de toma de decisiones:
1) Aparición del estímulo: es el momento inicial, puede ser por necesidad o deseo personal.
2) Exploración de la información: antecedentes, costos, creatividad, procedimientos.
3) Definición del problema: Es el momento de plantear la situación en términos decisorios. Hay que predecir las consecuencias para cada una de las alternativas desde distintos puntos de vista.
4) Análisis de alternativas: priorizar, costos y beneficios.
5) Elección: La persona (o grupo) que toma la decisión debe seleccionar la mejor opción, la más favorable o a veces la menos mala, pero en todos los casos debe decidir.
6) Implementar: Implementar es hacer, es poner en marcha nuestra decisión, y esto significa compromiso y perseverancia. Esta sexta etapa es muy trascendental, ya que aún con todas las anteriores realizadas correctamente, si no implementamos, si no llevamos a la práctica nuestra decisión es como si la misma no hubiera sido tomada.
Seguir la lógica del proceso, sin saltear etapas y básicamente con la firmeza y perseverancia necesaria hasta su implementación, es de fundamental importancia, ya que de hacerlo nuestras probabilidades de éxito serán considerables y con ello evitaremos sensaciones de pérdidas de tiempo, desmoralización o reducción del entusiasmo.
¿Vale la pena verdad? Cada uno que tome su propia decisión.

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