
Finaliza el año de ajuste ¿Eso significa que se termina el ajuste?
El 2024 será recordado por haber sido el año en que estrenamos presidente pero también un modo de gestión y una dinámica de administración de la cosa pública distintas. Mi propuesta es hacer un breve balance y algunas perspectivas sobre lo que se espera de 2025. ¡Vamos!
Javier Gerardo Milei ganó las elecciones con su estilo provocador y rebelde, prometiendo cosas disparatadas pero no privadas de lógica. Asumió en un contexto que nadie podría envidiar, con la macro desorbitada, la inflación desbocada, las reservas eran un holograma y el PBI había comenzado a caer. Literalmente una papa caliente, que enfrentó con un Programa Económico propuesto dentro de lo que se llamó “Ley Bases”, con más de 600 medidas y un DNU con 300 medidas. Recién en julio terminó aprobándose la Ley con sólo 200 medidas. No obstante, el proceso de ajuste ya había comenzado con políticas de austeridad fiscal y claro tinte monetario logrando reducir la inflación del 25,5% en diciembre 2023 al 2,4% en noviembre 2024, aún eliminando subsidios a servicios públicos y corrigiendo tarifas pisadas desde hacía años. Sin dudas, derrotar la inflación en tan poco tiempo ha sido uno de los grandes méritos de este primer año.
Para el presidente argentino, la única función que le compete al Estado es mantener y resguardar el orden público y establecer el marco jurídico. En este sentido, haber heredado un gobierno que gastaba sin control y emitía descontroladamente resultó un gran desafío que enfrentó cortando de cuajo el gasto improductivo y reduciendo un estado elefantiásico que creaba reparticiones y puestos políticos. Probablemente éste haya sido el cambio más drástico de administración que se vivió entre el gobierno anterior y el actual. Empecinado en cuidar los ingresos y no permitir gastos ajenos a las responsabilidades del Estado, Milei acuñó la frase “no hay plata” como toda respuesta a cualquier requerimiento que lo alejase de su objetivo de eliminar el déficit. Pasamos de una gestión que manejaba la caja para conseguir apoyos políticos y votos, a una gestión austera que maneja la caja para generar superávit. Y vaya que lo logró! Once meses seguidos de superávit fiscal no sólo le da poder y credibilidad, es también un requisito importante y una apuesta fuerte para futuras negociaciones con el FMI.
Cuando asumió Milei, en las arcas del BCRA faltaban 11.000 millones de dólares para los vencimientos de corto plazo. Lo que había era una especie de certificado de insolvencia. La gran fuente generadora de divisas ha sido históricamente el agro, pero esta administración entendió que nuestro país tiene potencial en otras áreas y lanzó el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), que otorga exenciones fiscales a 30 años y facilidades de comercio exterior para inversiones de más de u$s200 millones en sectores como energía, materias primas, infraestructura y tecnología. También lanzó el Régimen de Regularización de Activos que superó las expectativas iniciales, consiguiendo blanquear más de u$s20.000 millones y elevando los depósitos privados en dólares, lo que finalmente puso en marcha los créditos bancarios en esa moneda. Las deudas con organismos internacionales y con inversores pudieron honrarse en tiempo y forma, y el BCRA logró terminar las ruedas mayormente comprador.
Aún quedan temas pendientes como reducir la pobreza, recuperar el nivel de actividad, que se vio resentida con el ajuste, y regularizar el mercado cambiario. Son temas necesarios e impostergables, pero no tan urgentes como los que decidió atacar primeramente la gestión del presidente Milei. En paralelo, hubo algunas incorporaciones al gabinete que le dieron aire en temas sensibles como las negociaciones políticas (Guillermo Francos) y la desregulación de la economía (Federico Sturzenegger),
Respecto al 2025 hay consenso en que será el año del despegue para nuestro país. El marco de austeridad y sobriedad trazado por la actual gestión, sumado a las reservas de litio y gas lo convierten en un país prometedor y auguran una mejora sustancial en el nivel de vida. Sin embargo, en Argentina siempre hay riesgos: el clima, las elecciones de medio término y las del 2027, sumado a la forma en la que podamos salir definitivamente del corset cambiario pondrán a prueba lo hasta aquí logrado. Pero si usted ama la adrenalina, no dude en poner algunas fichas en el país. Stay tunned!