
Hay alargue en este partido
Cuando pensábamos que el partido estaba perdido nos dieron 30’ más. Vestuario, cambio de aire, enfriar la cabeza y salir otra vez a la cancha.
Un hábil Sergio Massa consiguió lo que pedía hace semanas: una nueva estructura que le dé el control total de la economía, lo cual lo deja sin excusas para el fracaso. Lo que se dice “un arma de doble filo”, ya que su éxito lo podría llevar a una candidatura en 2023, pero su fracaso lo dejaría sin chances, además de sellar una derrota del FdT.
Veamos lo positivo: (inexplicablemente) el mercado espera que Massa introduzca cambios necesarios en la política económica. Cabe aclarar que es el mismo Massa que introdujo el impuesto a la renta financiera y estatizó las AFJP. La “operación” de instalar su nombre como una alternativa para el gobierno llegó junto con un aumento de las principales tasas de referencia, que se tradujo en una caída en la cotización de los dólares financieros y una suba de los bonos. Difícil establecer cuánto de la suba se debió a Massa y cuánto a la suba de tasas.
Veamos lo complejo: son necesarias medidas de corte monetario y fiscal que se oponen al dogma kirchnerista. Reducción del déficit, menores impuestos que incentiven exportaciones, alivio fiscal para la clase media. El ala más dura de la coalición gobernante, liderado por CFK, debería aprobar baja de impuestos y más ajuste. Difícil de digerir para ellos.
En tren de analizar buenas y malas, la gestión del abogado Massa –ahora titular de la cartera económica– fue clave para destrabar el último acuerdo con el FMI, tiene contactos en Wall Street y se lo vincula con algunos empresarios poderosos. Pero su relación con CFK ha tenido tantos altibajos que es complicado adivinar la situación actual y, por ende, su probabilidad de éxito (o de fracaso).
La prensa ha destacado en sus titulares que el dólar bajó ante el rumor de la asunción de Sergio Massa, pero omitió informar que el BCRA continuó vendiendo reservas, la brecha siguió encima del 140%, la inflación del mes que cierra será cercana al 7,8%, los bonos cotizan todavía a precios de default y el riesgo país encima de 2000 puntos. Los cambios de jugadores pueden ser una gran oportunidad, siempre y cuando el silbato del mercado no decrete otra cosa. Stay tunned!