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La Democracia no peligra, el peligro ES lo que hacemos con ella

La Democracia no peligra, el peligro ES lo que hacemos con ella

Columna de Walter Giannoni.


*Esta columna fue publicada en la Revista Container del 11/09/2021.


Dos buenas noticias. Una buena y una mala. La primera: mañana habrá elecciones primarias en la Argentina: La Democracia no está en peligro. El proceso electoral de cara a la renovación parcial del Congreso de la Nación se cumplirá sin grandes contratiempos, después de un año donde existieron variopintas especulaciones en este punto.

Mañana la ciudadanía está obligada a ir a votar aunque, ya se sabe, no habrán grandes castigos para quienes por “calentura”, bronca o miedo a la pandemia decidan quedarse en casa y mirar los resultados por televisión.

El voto es una parte fuerte de la Democracia. Pero no lo es todo. Es muy importante el acto de elegir pero al mismo tiempo resulta apenas un dispositivo de participación popular, es la primera célula que da forma a las Repúblicas desde que las monarquías fueron arrinconadas en el mundo. A partir de ese punto construir y legitimar la Democracia es una tarea diaria.

El expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso –liberal, padre del Brasil moderno y de buen olfato para con el autoritarismo– suele decir que todos los días hay que estar atentos en el cuidado de la Democracia.

Es necesario, por otro lado, dejar de lado la visión ingenua de la Democracia sublime. Existe una fractura evidente entre el voto como factor de cambio y los resultados que con ese voto obtiene el votante. Somos poderosos cuando metemos el sobre en la urna, pero tremendamente débiles para que la clase política nos escuche después, a la hora de fijar políticas o atender reclamos.

Y aquí está la segunda noticia: la Democracia no está en peligro, el verdadero peligro es lo que hemos hecho en estos casi 40 años con la Democracia. La cantidad interminable de flexibilizaciones, agachadas, excepciones, aportes y transgresiones, por citar algunas cosas, que nos han llevado a este escenario de un país hundido en la pobreza y con debates obvios que no se cierran jamás.

Cuestiones que muchas veces han sido avaladas sin memoria ni reflexión en el siguiente proceso eleccionario como si el voto tuviera la capacidad divina de perdonar y amnistiar la inoperancia, el dolo y la corrupción.

Mañana hay elecciones. Acá no se define nada. Es apenas una foto de las preferencias de los argentinos que voten. El verdadero partido se juega el 14 de noviembre y, a no confundirse, es otra elección distinta. A todo o nada.

 

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