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La licuadora todavía no frenó

La licuadora todavía no frenó

Columna por Walter Giannoni.


La crisis que afecta al Gobierno nacional está completamente abierta. “La licuadora todavía no frenó”, se escuchó de un empresario. Más gráfico, imposible.

Es difícil saber si habrá un desenlace que la conduzca para uno u otro lado o si este experimento político pergeñado por Cristina Fernández de Kirchner en 2019 llegará al final del mandato navegando con los mismos dilemas y sus consecuencias para la Argentina toda.

Lo que está en la superficie es que el oficialismo repite su fórmula que coloca al gasto público en el centro de la escena y de los problemas, y hará apenas un esfuerzo menor para tratar de que no se caiga el acuerdo anudado en su momento por Martín Guzmán con el FMI.

Ir para uno u otro lado significa encaminar la economía con señales que motiven confianza o, por el contrario, insistir en un esquema que ha estrolado a la economía y cuya manifestación en la superficie es un dólar situado en un nuevo piso. Es decir, ir derecho al abismo, como teme Cristina que es quien en realidad juega un proyecto político porque Alberto, ya se sabe, tiene poco detrás.

Estrolar, según el diccionario de la RAE, es un verbo transitivo que significa “tirar un objeto violentamente contra otro o contra una superficie”. Estrolarse, “chocar violentamente contra algo”, agrega la definición.

Los funcionarios se equivocan en la idea de que el dólar blue es un mercado chico e insignificante porque su volumen diario de operaciones es de unos pocos millones. No sólo se trata del tipo de cambio de referencia porque es el único que permite acceder fácilmente a los billetes de la moneda norteamericana sino que también ignora con ese criterio otro dato central. En los “colchones” de los argentinos hay no menos de 300 mil millones de dólares billete. Varias veces más que la cantidad que existe en las reservas del Banco Central. El blue es el mercado más líquido que existe.

Así las cosas, aparece inevitable que el nuevo valor gotee en los precios, eso ya se vio con Macri en su momento, ahora en el contexto de una escalada inflacionaria que no se detiene y que agita a los “socios” que traía el kirchnerismo: los movimientos sociales y los gremios.

Mientras tanto, Batakis y Pesce procuran pegar con saliva con los bancos el rescate de los vencimientos que están a la vuelta de la esquina. Por eso subió fuerte el viernes la tasa de pases. Son manotazos, no hay más estrategia que esa.

 

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