La mejor semana de Alberto, ¿la mejor semana de Alberto?
Por Walter Giannoni.
Algún analista financiero afirma que pasó la mejor semana de Alberto desde que está en el poder. Es posible que así sea, después de un fuerte deterioro marcado por la poderosa crisis económico-social.
El Gobierno consiguió dominar, al menos por una semana, el mercado del dólar blue, aún cuando en realidad esa divisa trepó desproporcionadamente frente al tipo de cambio oficial por decisiones adoptadas por la propia gestión.
Ese dólar informal terminó con una baja de 20 pesos pero igualmente está casi un 30% arriba desde aquél 15 de septiembre en el cual se produjo una agudización del cepo, medida de la cual CFK se burló placenteramente cuando recordó en su carta que con ella en la Rosada el límite era de 2.500 dólares.
A un costo muy doloroso, para la propia alianza que gobierna y para la sociedad toda, Alberto también consiguió esta semana dar una señal clara de que no está en juego la propiedad privada.
Es doloroso porque por más que existan pruebas contundentes de que las tomas de tierras son incentivadas, el problema real existe y está ahí: hay decenas de miles de argentinos que no tienen un lugar para ir vivir con sus familias. Y existe una certeza: los habrá más.
Es un problema individual pero también colectivo porque en 37 años de democracia no hemos sabido construir políticas que promuevan un crecimiento real de la economía como para solucionar este y tantos otros problemas.
Por ello resulta cada vez más imperioso que el país se encamine a un acuerdo que fije un puñado de puntos de consenso transversales a las grandes fuerzas política. ¿Es posible? A estar por lo ocurrido esta semana, es difícil. Las expresiones de dos de los máximos líderes políticos (nos gusten o no) fueron repudiadas y maltratadas, sin reparar en la búsqueda de algún punto intermedio en uno y otro lado.
Como si fuera poco, al final de una semana donde la resolución del caso Etchevehere era una señal alentadora para el campo, el propio AF volvió a cargar con expresiones absolutamente erradas sobre la ocupación de mano de obra y el uso de agrotóxicos, desde un sitial de desconocimiento y prejuicios asombroso para el presidente de un país agroindustrial.
Quizás era verdad, era la mejor semana de Alberto. Habían aparecido atisbos de un rumbo, hasta que él mismo se ocupó de cuestionar a la brújula.
Esta columna fue publicada en la edición digital de la Revista Container el 1/11/2020.
