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La normalización de la economía, con la incógnita de Pichetto

La normalización de la economía, con la incógnita de Pichetto

La primera reacción de los mercado fue positiva. Descendió el riesgo país y también el valor del dólar.


Desde los primeros días del mes de mayo y hasta el presente, el Gobierno nacional ha logrado mantener cierta calma, en variables muy sensibles de la economía.

Si es aprovechada adecuadamente le servirá de sustento político para revalidar sus chances electorales, de cara a lo que se viene en octubre.

Decisiones de alto impacto político, como lo ha sido la conformación de la fórmula presidencial de Unidad Ciudadana, lejos de alterar los ánimos ha consolidado esta primavera precoz que se supo ganar la coalición gobernante.

Veremos cómo toma el mercado la definición de la fórmula presidencial del oficialismo, con la sorpresiva confirmación del senador Miguel Pichetto como candidato a vicepresidente. La ancha avenida del centro, con el correr de los días, tiende a parecerse más a una bici senda, de esas que no abundan en los centros urbanos.

Tasas en baja

En el mercado interno, la cotización del dólar se ha mantenido estable y la tasa de referencia de la política monetaria que paga el Banco Central de la República Argentina (Leliq) ha continuado con su tendencia a la baja.

El precio del dólar terminó en la jornada del martes en 45,70 Banco Nación, manteniéndose en valores similares, respecto a los registrados a inicio del mes de mayo. La tasa Leliq ha mostrado un fuerte descenso, desde los 74,07 por ciento con los que arrancó en mayo hasta cerrar la jornada del martes a 68,88 por ciento, con un retroceso de 5,19 por ciento.

La semana pasada, el Central decidió encender la aspiradora, absorbiendo más de 150.000 millones de pesos, con baja de tasa incluida. Lo que confirmó de esta forma su férreo compromiso en pos de lograr que la inflación siga con su tendencia a la baja.

Escenario mundial

En el frente externo no se ha observado una tendencia definida –a diferencia del frente local- pero si una alta volatilidad, influenciada por diversas noticias, como por ejemplo, el estancamiento de las negociaciones entre China y Estados Unidos para llegar a un acuerdo comercial.

El indicador Riesgo País, que elabora el JP Morgan, es la mejor herramienta que tenemos para saber cómo nos ven desde afuera. El termómetro representa la diferencia de tasa de interés que pagan los bonos denominados en dólares de nuestro país respecto a los bonos que emite el tesoro de los Estados Unidos.

El riesgo país argentino, una vez conocido el candidato a vicepresidente del oficialismo, perforaba los 900 hacia abajo (conocida la noticia el riesgo país se ubicaba en 895 puntos básicos), bajando más de un cuatro por ciento respecto al cierre del día anterior.

El mercado nos ha mostrado ciertos parámetros de estabilización general, en variables tan sensibles como el precio del dólar y la tasa de interés.

No se percibe un mercado alterado, como el que se veía en jornadas previas a la renegociación con el FMI.

Razones

Esta calma ha tenido su origen en dos hechos que se encuentran relacionados entre sí; por un lado, el nuevo acuerdo firmado con el FMI, que le ha permitido al Banco Central tener un rol más preponderante que el que tenía previamente y, como consecuencia tener un mercado más previsible. Sobre esta primera razón aparece la segunda, con un incremento en la liquidación de las divisas provenientes del sector agroexportador, que en mayo creció 25 por ciento respecto a abril, y que alcanzó los 2395,2 millones de dólares: 35,6 por ciento más que el importe liquidado en igual mes de 2018.

Con estos cambios se ha podido despejar el riesgo a movimientos bruscos en el dólar, con una disminución de la especulación y logrando que todas las variables fluyan por los carriles normales por donde tienen que fluir. Veremos a partir de septiembre, cuando la ayuda del agro empiece a mermar, como se las ingeniará el Gobierno para seguir manteniendo estas condiciones favorables.

La consecuencia directa a este sosiego del mercado seria esperar que la inflación continúe desacelerando su marcha, como lo refleja el índice de abril con un 3.4 por ciento. Ese valor implica 1,3 puntos porcentuales por debajo del tenebroso 4,7 por ciento de marzo.

Se espera de que tenga la misma tendencia a la baja en mayo (las expectativas son de valor cercano a tres por ciento), cuando el jueves el Indec de a conocer el indicador del último mes.

Si se consolidan estas tendencias y el mercado da su “voto positivo” a la arriesgada jugada del oficialismo, podríamos empezar a pensar en una lenta normalización de nuestra economía. En un año como el actual no sería un tema marginal, permitiéndonos un camino a las elecciones de octubre más directo y menos sinuoso. El “día D” lo tenemos a la vuelta de la esquina.

* MBA, contador público

La Voz

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