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Llega al 30% la capacidad ociosa en la industria aceitera argentina

Los empresarios de este sector denuncian un aumento de costos internos que genera una importante pérdida de competitividad. Piden además mejorar el régimen de importación de soja desde Paraguay para “cerrar el bache” de actividad en las plantas, durante los meses en los que no hay cosecha.

La industria aceitera está muy preocupada por la “capacidad ociosa” del sector industrial, advirtió el gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara de la Industria Aceitera de la Argentina (CIARA), Andrés Alcaraz.

“Existe preocupación en el sector por la capacidad ociosa del mismo, que prevemos que este año sea del 30%, cuando venimos de porcentajes menores, 12% a 14%, respecto de los primeros 6 años de la década pasada, y esto implica mayores costos fijos y una pérdida de competitividad”, explicó.

En una entrevista radial Alcaraz dijo que “este año se generó un hecho probablemente histórico respecto al tema del maíz, y es que pudo ingresar un primer lote de 60.000 toneladas al mercado chino, siendo la primera vez en la historia que sucede. Así se está abriendo el mercado en China y existe la posibilidad que aumenten las exportaciones de maíz”. De esta forma, el “gigante asiático” incrementa la compra de materias primas y puede reducir las de subproductos, como el aceite.

También destacó que entre enero de 2007 y el primer mes del corriente año, el aumento de los costos internos llegó a un 546% en salarios, 404% en energía y 337% en gas, lo cual perjudica la competitividad de las aceiteras locales.

Asimismo, en declaraciones relevadas por la agencia Noticias Argentinas (NA), el vocero brindó un dato comparativo: “en China, el salario mínimo es un cuarto del que hay en la Argentina y la industria aceitera tiene una capacidad de molienda de unos 60 millones de toneladas anuales”.

“Esto es significativo y hay que tomarlo en consideración cuando son muy pocos los países que tienen las ventajas comparativas que posee la Argentina a través de que las plantas, los puertos y la zona sojera de producción está todo concentrado en un radio de 300 a 400 kilómetros, que es en torno del gran Rosario. Esto no se da en ningún lugar del mundo”, precisó.

En paralelo, Alcaraz reclamó el regreso de un régimen que favoreció a la industria con importaciones temporales de soja desde Paraguay, que implica que las empresas tributen solamente por el agregado de valor, y no por el total del producto, generando así un recorte en materia impositiva. Este régimen fue suspendido en el año 2009.

“Después de una serie de gestiones el año pasado se la rehabilitó, pero de forma tan condicionada, que desde octubre del año pasado es como si no existiera porque esto remite a una vieja situación de controversia en el cual está la Aduana, que pide estar inscripto en un registro especial que se creó”, añadió. Para esta inscripción, según la AFIP, las empresas que pueden estar allí deben ser confiables, “cuando al sector exportador no lo consideran confiable por una presunta deuda existente, que esté recurrida ante el tribunal fiscal por cada una de las empresas y ante instancias judiciales”.

Alcaraz explicó que “en el momento en que no hay cosecha en la Argentina, los primeros meses de cada año, en Paraguay ya está disponible, y así se puede traer de allí y cerrar el bache de inactividad en las plantas de molienda de la Argentina”.

A la capacidad ociosa y la consecuente pérdida de competitividad, se suma otro problema para la industria aceitera: la baja de las exportaciones del biodiesel local al mercado europeo, que en su mayoría se elabora con aceite de soja. Por el nuevo régimen de tarifas de exportación, la Argentina corre el riesgo de quedarse sin su mejor cliente externo.

Fuente: iProfesional.com

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