
Los supermercados y el COVID-19: el desafío de mantenerse con bajos márgenes
El sector esperaba en 2020 una reactivación el consumo masivo, pero vino la pandemia. A pesar de que tuvieron unas semanas con ventas extraordinarias al inicio de la cuarentena, la nueva normalidad muestra caída en las ventas, una composición del ticket poco rentable y estructuras de costos muy altas.
Por Natalia Riva
Periodista
Al cierre del año pasado, el sector supermercadista realizaba un balance negativo no sólo de 2019 sino también de los años anteriores. Es que, desde septiembre de 2017, las ventas en los supermercados vienen registrando caídas interanuales en torno al 16% (según datos de Indec). Las expectativas estaban puestas para este año, con un cambio de gobierno con promesas de reactivación del consumo. Sin embargo, lo que siguió fueron “dos primeros meses quietos pero con indicios de mejora futura” y, a mediados de marzo, la pandemia.
A pesar ser señalado como uno de los sectores que menos sintió el impacto del cierre de la actividad económica –sobre todo en la primera parte de la cuarentena-, referentes supermercadistas aseguran que su situación actual “no es la mejor y que en los últimos meses la actividad registra caídas interanuales de ente 10 y 15%”.

Juan Carlos Martín y Victor Palpacelli.
“Cerramos un marzo con muy buenas ventas, la pandemia impulsó al consumidor a comprar y a acopiarse por miedo al desabastecimiento y por una psicosis generalizada. En los primeros diez días de abril sucedió algo parecido. Durante esas semanas alcanzamos picos de ventas similares a lo que ocurre en las fiestas de fin de año, cuando se registra el mayor movimiento comercial del sector. Nos ilusionamos, pero no duró mucho”, explica a CONTAINER Víctor Palpacelli, presidente de la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA), presidente de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Córdoba (CASAC) y presidente de la cadena Almacor.
Después de ese pico de ventas extraordinario, vino la “nueva normalidad con un mal mayo y peores meses de junio y julio”. “Estamos aproximadamente en 7 u 8 puntos de unidades de venta perdidas y no conseguimos encontrar esa meseta que necesitamos”, agrega Palpacelli. Pero a pesar de esta situación, destaca que se han mantenido todos los puestos de trabajo en un sector que, sólo en la provincia de Córdoba, emplea de forma directa a más de 12 mil personas y a 4 mil de forma indirecta, y que cuenta con unos 400 establecimientos.
Altos costos y menor consumo
“Se cree que estamos en épocas de bonanzas pero no es así. Claro que nos mantenemos mejor que otros sectores, pero en números nuestra situación no deja de ser complicada”, señala Juan Carlos Martín, director de la cadena Mariano Max, y asegura que una de las razones es que los supermercados tienen estructuras de costos muy altas que impactan directamente en la facturación.
“El problema más grave está en la composición del ticket formado principalmente por commodities (harina, arroz fideos, aceite) que son productos no rentables. Atravesamos una caída en las ventas y nuestros costos no sólo no han bajado sino que en algunos casos hasta han aumentado porque tuvimos que readecuar los negocios a las regulaciones por la pandemia: más guardias y medidas de seguridad, mayores controles, señalética, etc”, resalta Martín.
Palpacelli agrega que el poder adquisitivo en general cayó y eso repercute directamente en el consumo masivo. “Hoy tenemos un consumidor mucho más pensante a la hora de decidir su compra. Las segundas y terceras marcas han ganado hasta 15% de participación en todas las categorías en los últimos meses. La compra de commodities también es un signo del escenario actual”, dice. En este contexto, el empresario asegura que acciones sociales concretas como “la Tarjeta Alimentar o algunos planes de beneficios de Anses para promover el consumo hicieron que esta situación no haya sido más trágica”.
Mantenerse, la prioridad
Los referentes del sector coinciden en que lo “importante ahora es poder conservar las estructuras y los puestos de trabajo y pensar en el corto plazo”. “Aspiramos que de a poco esta situación se vaya normalizando, sabemos que todo depende de cómo evolucione esta pandemia y su solución. Entendemos que el futuro no será excelente y que debemos ir recomponiendo todo lo perdido”, señala Martin.
Por último, el titular de la Cámara considera que además de una fuerte reactivación del consumo, el sector de los supermercados necesita, principalmente, un “plan rápido y a corto plazo” que disminuya la presión fiscal en todos sus niveles (nacional, provincial, municipal). “Bajar la presión fiscal generaría incentivos para que se vuelva a mover la rueda, que el sector vuelva a invertir. Hoy, los planes de crecimiento e inversión están frenados. Esta situación es generalizada y afecta tanto a las grandes como a las pequeñas cadenas. Incluso las grandes superficies están más complicadas ya que el comercio de cercanía, el almacén, el autoservicio y el súper de barrio cobraron relevancia en este tiempo”, completó.