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Los verdaderos conquistadores de la empresa

La comunicación personal nos ayuda a conocernos y a intensificar la identificación del trabajador con la empresa.

Por décadas ha existido el interrogante acerca del lugar que ocupan los recursos humanos en las empresas y cuál es su influencia en el crecimiento de ella. Que la división social del trabajo logró que el hombre sea más eficiente y especialista en los procesos; que la revolución industrial condujo al hombre a trabajar en industrias donde la mecanización sumaba al aumento de la producción y que la era de las comunicaciones acercó al hombre con la información.

Todas estas premisas descansan, en gran parte de las empresas, sobre el management occidental tayloriano, que hasta nuestros días, ilustran a un modelo de trabajador regido por procesos y dueño de un liderazgo paternalista poco asociativo.

Hasta aquí, vemos como los cambios sociales, económicos y tecnológicos contribuyeron al desarrollo de los trabajadores en las empresas, pero poco escuchamos acerca del aporte realizado por las personas en las estructuras organizacionales como punto de partida de todo cambio.

Sin embargo, un fenómeno de origen oriental, milenario y cultural, basado en la sabiduría, creencia y respecto por el ser humano, se hizo presente en las organizaciones, en los albores del siglo pasado, para dejar su impronta en  los recursos humanos y cultivar una fuerte lealtad en el empleado: El management japonés; factor clave de competitividad empresarial de nuestros tiempos.

Este estilo de conducción y gestión se nutre de las buenas relaciones humanas a través de la identidad de grupo y de la paciencia, que se traduce en la disponibilidad para aceptar la incertidumbre, la imperfección y la ambigüedad en el corto plazo con el objeto de lograr el éxito a largo plazo.

El éxito está claramente visualizado en el énfasis que ponen en el factor humano; en sus intereses, motivaciones, familia, estudios, creencias y valores.

La identificación del trabajador con la empresa es una de las premisas que se tienen en cuenta al momento de planificar la carrera profesional dentro de una organización.

No separan los años invertidos trabajando en una compañía, con la jerarquía ni la remuneración. Por ello, para la promoción y los ascensos, uno de los factores importantes es la edad y la antigüedad en la empresa, sumada a las capacidades personales y la formación.

Entonces, conociendo y teniendo acceso a innumerables documentos y bibliografía e inclusive, en algunos casos, habiendo sido parte del éxito de la gestión de los recursos humanos en las empresas orientales, ¿por qué motivo seguimos insistiendo en occidente, que la función de la gestión de las personas se limite a temas puntuales relacionados con la administración de personal o con la selección de los mismos?

Las personas dentro o fuera de las organizaciones son un todo al que hay que comprender en su integridad. A las personas les pasan cosas.

No podemos dejar de lado aquellos factores que impactan directamente en el desempeño de los trabajadores: el grupo de trabajo, el clima laboral, el estilo de liderazgo, su desarrollo de carrera, el sistema de compensación y la comunicación.

Estos ítems son los disparadores que nos deben impulsar a conocer a la gente que tenemos dentro de las empresas. A saber que son ellos los verdaderos conquistadores del éxito de muchas compañías porque son quienes nos marcan la realidad y el ritmo de las operaciones y de las decisiones de la empresa.

No hagamos de los trabajadores un recurso “renovable”, al que podemos reemplazar por algunos de los doscientos que están esperando afuera.

Generemos acciones que los motive e invite a comunicarse de modo interpersonal y grupal, dejando de lado el mail para solicitarle una carpeta al compañero que tiene sentado en el box de enfrente.

La comunicación personal nos ayuda a conocernos y a intensificar la identificación del trabajador con la empresa.

Busquemos como personas y trabajadores que aquellas convicciones que marcan el respeto y el reconocimiento de cada individuo, estén presentes en la gestión laboral, logrando así el orgullo de pertenencia a la empresa.

Las empresas y su gente están cambiando; quieren cambiar y deben cambiar.

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