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Macri y Massa se pelean por el ‘Voto Útil’ mientras Scioli apuesta al ‘Voto Hartazgo’

Frente a un escenario sin polarización y con final incierto a las puertas del ballottage, los candidatos a la Presidencia apelan a distintas estrategias para captar a los votantes. La pelea dialéctica se traslada a distritos con padrón de alto impacto en el resultado como son Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.

Voto Útil. Voto Inútil. Voto Racional. Voto Emocional. Voto Lástima. Voto Tijera. Voto Hartazgo. Voto Resignado. Voto Delivery. Voto Seco. En esta elección parece haber tantas clases de votos como votantes. En los búnkers de campaña todos parecen contar con una maestría en Matemáticas Aplicadas para crear un modelo numérico de predicción electoral. Ecuaciones variadas: Suman o restan décimas en Córdoba, calibran los resultados de las PASO en Santa Fe, e inflan el padrón bonaerense con los hipotéticos sufragios que no llegaron a las urnas en las primarias porque sus sufragantes se quedaron en sus hogares inundados.

Tomando como un espejo deformado los comicios de 2007, cuando Cristina Fernández de Kirchner obtuvo el 45,2%, ninguno de los candidatos, incluido Daniel Scioli, aspira a una definición el domingo por la primera cláusula victoriosa de la reforma constitucional de 1994. Temen o aspiran a la segunda: el ganador debe llegar al 40% y superar por 10 a su segundo.

Por eso, en Cambiemos ingresan sus datos para pronosticar una victoria (no en la general que dan por perdida) en su propia batalla por achicar la brecha con el FpV naranjeado. Con ese objetivo en mente, apuraron la estrategia por el Voto Útil para lograr lo que pensaban que sucedería por propia decantación post-PASO: que Sergio Massa se desinflaría. Mauricio Macri precisa engordar con las calorías renovadoras como Plan B, si Scioli puede superar los 40 pero no a la distancia necesaria para su coronación. El Jefe de Gobierno confía en el sufragio vergonzante, las décimas que sube entre las encuestas previas y el día del comicio.

Envalentonado por la inédita violación a la Ley de Gravedad electoral, el tigrense replica con el Voto Racional: se presenta como el único capaz de ganarle un ballottage a Scioli. El elector no sólo tiene que plantear su estrategia para el 25O sino anticiparla también para el 22N.

Pidiendo “ayuda” con un caballeresco “por favor”, ambos comenzaron la última semana llamando al Voto Lástima. En el medio hay de todo: el PRO habilitó números telefónicos para enviar boletas a domicilio, un call center para el tradicional Voto Delivery bajo las puertas del Conurbano. El santafecino Hermes Binner no es el único que, con tijera en mano, hace campaña: frente a la incierta contienda Aníbal Fernández-María Eugenia Vidal, intendentes bonaerenses auspician papeletas Frankenstein con el único recuerdo del corte que evitó en 1999, con Carlos Ruckauf, que el PJ perdiera la provincia.

Optimista, el sciolismo confía ahora sí en superar la barrera que no llegó a arañar en las primarias con el Voto Modelo (sufragio Ahora 12), descontando que Macri no superará la suya, de los 30 puntos, por lo que la brecha necesaria la creen garantizada ¿Cómo? Gracias el Voto Hartazgo. “La gente está cansada de tantas elecciones”, reflexionó José “Pepe” Scioli en radio El Mundo. Reforzado desde el inédito marketing de anticipar el hipotético gabinete sciolista, atado vendría el Resignado, el del “si total ya ganó”: juran que hay un par de puntos, hoy decisivos, de electores que siempre votan “a ganador”.

A pesar de la fe y la esperanza, el escenario de una inevitable segunda vuelta ya es analizado en el búnker naranja. Más vale ser precavido. Con una estrate gia de penetración del mercado electoral cordobés mucho más agresiva que hasta ahora, prometiéndole la Cancillería a José Manuel De la Sota, para transferirse los electores de UNA. Llámese el Voto Débito.

Fuente: Cronista.com

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