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Maduro se queda sin reservas y se agudiza la puja por la “lechuga verde”

La nación bolivariana se quedó con apenas u$s2.500 millones de “stock” y casi no tiene margen de maniobra para comprarle productos a otras naciones. Entre ellas a la Argentina, que ahora le vende menos autos, alimentos y maquinaria. Cómo es el sistema de subastas de divisas.

En épocas de Hugo Chávez, Venezuela supo transformarse en el partner casi perfecto de la Argentina. De ahí el récord de acuerdos bilaterales suscriptos entre las dos naciones a lo largo de los últimos años.

La relación se sustentó en tres aspectos clave: afinidad política entre el chavismo y el kirchnerismo, la necesidad por parte de la Argentina de abastecerse de combustible y los crecientes requerimientos de alimentos y productos industriales en el caso de Venezuela.

Esta complementariedad ideológica y comercial generó una explosión en la generación de nuevos negocios. Especialmente luego de que, hace algunos años, se haya suscripto un pacto a través del cual el país caribeño vendía combustibles y las empresas locales enviaban, como contrapartida, alimentos o maquinaria agrícola.

Así las cosas, en los albores de la era K, allá por 2003, las exportaciones a tierras venezolanas apenas alcanzaban los u$s140 millones.

Casi una década después, ya en 2012, en momentos en que Chávez comenzaba a alejarse del poder por problemas de salud, las ventas albicelestes hacia ese destino alcanzaron un récord histórico de u$s2.225 millones, según datos de la consultora Abeceb.

De este modo, en el transcurso de una década, los envíos se multiplicaron por 16, en tanto que, durante el mismo período, las exportaciones hacia otros países, como Brasil, crecieron 3,3 veces.

“El año pasado Venezuela se ubicó en el lote de elite, dentro del grupo de los principales siete mercados de la Argentina a quienes se les envía el 50% del total de exportaciones”, destacó Marcelo Elizondo, ex director ejecutivo de la Fundación ExportAr.

“Venezuela, con Chávez en el poder, pasó de ser un mercado marginal a convertirse en uno de los destinos más dinámicos y de mayor crecimiento para nuestras empresas. El salto fue importantísimo”, recalcó el experto.

Y si bien los primeros cuatro productos exportados hacia ese mercado son básicamente materias primas (aceite de soja, carne, leche entera y maíz), dentro del top 10 también lograron “colarse” bienes de alto valor agregado, como componentes de turbinas, tractores, tubos para la industria petrolera, cosechadoras, trilladoras y piezas para maquinaria agrícola, lo que demuestra el potencial de este mercado, más allá de sus dificultades para operar.

Punto de inflexión
Sin embargo, pese a estos buenos antecedentes, cinco variables comenzaron a marcar el principio del fin de esta dinámica que tanto favoreció a empresas nacionales:
• La muerte de Chávez, que enfrío las “relaciones carnales” con el kirchnerismo.
• La fenomenal devaluación del bolívar de casi 50% que tuvo lugar a comienzos de año.
• La profundización de la crisis económica que está minando las perspectivas de crecimientode la economía.
• La falta de dólares, fenómeno que se agudizó en lo que va de 2013.
• La implementación de un nuevo y complejo sistema de subastas para que las empresas puedan acceder a divisas para operaciones comerciales.

Así las cosas, según datos de Abeceb, durante los primeros seis meses del año, las exportaciones hacia Venezuela totalizaron u$s890 millones, casi u$s150 millones menos que el nivel registrado en el mismo período de 2012, lo que marca un claro punto de inflexión luego de años con “tasas chinas” de crecimiento.

El punto a destacar es que esta caída del 16% contrasta con el 5% de alza que registraron las exportaciones totales durante el mismo período.

En este contexto, los expertos esperan que tras el empeoramiento del clima de negocios de estos últimos meses, las ventas hacia ese país caigan aun más, marcando así un quiebre en la tendencia de crecimiento virtuoso en el que se habían embarcado las empresas argentinas.

Frente a esto, Elizondo lamentó el hecho de que “Venezuela era uno de los países que más superávit comercial nos generaba”. Es decir, entre los que mayor cantidad de dólares le dejaba a la Argentina por la diferencia entre exportaciones e importaciones.

En este sentido, las estadísticas muestran que, mientras que en 2012 se realizaron envíos por u$s2.225 millones, las importaciones de artículos de origen venezolano apenas sumaron u$s25 millones, dando como resultado un superávit de u$s2.200 millones, lo que “posicionaría” a Venezuela como el segundo país que más divisas le dejaba en la plaza al Gobierno K.

Sin embargo, estas cifras son engañosas, dado que las compras de combustibles provenientes de ese país caribeño, se realizan a través de un fideicomiso y no quedan registradas en las estadísticas del INDEC.

Se estima que los envíos de energía venezolana suman entre u$s800 y u$s1.000 millones anuales, cifra pese a la cual, según Mauricio Claverí, economista de Abeceb, “se mantenían términos de intercambio favorables a la Argentina”.

Política y negocios
A la hora de profundizar en las razones por las cuales el terreno para los negocios es cada vez menos fértil para las empresas albicelestes, Elizondo destacó que, tras la muerte del ex líder bolivariano, que tuvo lugar a principios de marzo de este año, hubo un cambio profundo en el tipo de relación que Venezuela comenzó a tejer con la región en general y con la Argentina en particular.

“Maduro es amigo del gobierno kirchnerista como lo fue Chávez. Pero claramente hubo un cambio en el estilo de liderazgo, que ahora es más endógeno, es decir, la política está más enfocada en lo que sucede dentro de las fronteras que en la región. El actual mandatario no busca tener el liderazgo internacional que sí proponía el ex presidente, a quien le interesaba generar nuevos negocios como una vía más para afianzar lazos. Eso no existe más”, sostuvo.

Paralelamente, Elizondo destacó el conjunto de variables económicas que, justamente, no ayudan a fortalecer acuerdos empresarios: “Venezuela devaluó hace unos meses y esto encareció todas las importaciones, a lo que hay que sumar la escasez de divisas, un PBI que no crece y toda una serie de problemas que se están exacerbando, como la alta inflación y el bajo nivel de inversión”.

Los “vericuetos” de un país en crisis
Ser importador en la Venezuela de Maduro implica enfrentarse a una larga lista de inconvenientes, que incluye un control cambiario mucho más rígido que el que se aplica en la Argentina para realizar operaciones comerciales.

En primer lugar, a comienzos de febrero, el gobierno del país caribeño anunció una fuerte devaluación para intentar corregir los desfasajes que atravesaba la economía.

Con este movimiento, el tipo de cambio oficial pasó de 4,30 bolívares por dólar a unas 6,30 unidades por billete verde, lo que implicó una depreciación de casi el 50%, que generó un efecto dominó automático: encareció todas las importaciones y provocó una disparada del blue, dificultando aun más las compras de bienes en el exterior para quienes optaran por acudir al paralelo y no por la vía oficial.

Así las cosas, la “lechuga verde” -como se bautizó al dólar informal ante la prohibición de hacer referencia a éste en los medios de comunicación-, se disparó de 22 a 37 bolívares por unidad, lo que estiró la brecha cambiaria a más del 480%.

Pero esto no fue todo: a mediados de marzo el Banco Central de Venezuela implementó el Sistema Complementario de Divisas (Sicad), que consiste en una subasta pública de dólares para que las empresas pujen y puedan costear importaciones.

Claro que pese a que el cambio oficial es de 6,30 bolívares por dólar, al tratarse de un sistema de subasta, la presión por hacerse de divisas hace que las compañías lleguen a ofertar desde 10hasta más de 16 bolívares por cada billete verde, es decir, un 150% por encima del valor fijado por el Banco Central.

El otro problema es que el gobierno de Maduro se había comprometido a implementar el Sicad cada 15 días. Sin embargo, desde su creación apenas se realizaron cuatro subastas: la primera fue en marzo, y se habilitaron u$s200 millones a menos de 400 empresas; hubo otras dos en julio, por un total de u$s425 millones, en tanto que la cuarta tuvo lugar días atrás y se pusieron bajo el sistema de puja otros u$s300 millones.

Es decir que en unos cinco meses el Ejecutivo de ese país habilitó menos de u$s1.000 millones para realizar importaciones por el canal privado en un país que está atravesando una serie crisis de abastecimiento.

Las razones están en los problemas de divisas que enfrenta Venezuela: se estima que las reservas internacionales líquidas hoy son de apenas u$s2.500 millones, cuando en el primer trimestre de 2009 alcanzaban los u$s33.000 millones, lo que implicó un brutal desplome demás del 90% en apenas cuatro años.

Esta sequía de divisas generó que el Sicad naufragara antes de empezar y cuente hoy con numerosas trabas y limitaciones que padecen todas aquellas empresas que pretendan pujar por dólares.

Así las cosas, el monto máximo que entrega el Gobierno a compañías importadoras raramente supera los u$s900 mil.

Por otra parte, las pujas no están abiertas a cualquier sector, sino que es el Ejecutivo el que decide qué rubros de actividad pueden sumarse. Esto genera que haya compañías que hace más de 9 meses que no puedan acceder a la compra de dólares.

En la última convocatoria, por ejemplo, sólo pudieron pujar por divisas las compañías importadoras de alimentos y bebidas, bicicletas, juguetes, textiles y químicos.

La segunda subasta, en tanto, había estado únicamente focalizada en firmas que operan en zonas francas o para la importación de productos de informática, de librería y útiles escolares.

El número de “bochazos”, a su vez, es muy elevado: según datos del Banco Central de Venezuela, en una de las pujas, de las casi 2.000 firmas que se presentaron, sólo obtuvieron dólares la mitad de ellas y por montos inferiores a los pretendidos.
El fuerte intervencionismo está llevando a que el sector privado esté quedando marginado del negocio importador: en 2008 las empresas manejaban casi 75% de las operaciones y hoy apenas superan el 50%.

Todo el resto pasó a acapararlo el gobierno de ese país, que se transformó en un fuerte competidor por cada uno de los dólares que hay en la plaza.

Así las cosas, en la actualidad ninguna empresa tiene permitido importar café, carne vacuna, pollo, leche o papel higiénico, sino que estas adquisiciones en el exterior las realiza el propio gobierno.

Los llamados “bienes suntuarios” son, por ende, los más castigados.

Una muestra está en la pésima actualidad que están viviendo los autos nacionales en Venezuela: entre enero y junio de 2011, la Argentina había logrado colocar un récord de 3.500 unidades. En cambio, en lo que va del año, las exportaciones apenas sumaron 300 autos, lo que equivale a un desplome del 91%.

Lo mismo sucedió con las exportaciones de espumantes argentinos: de ser el primer mercado para las bodegas nacionales, con u$s1,1 millones en exportaciones en el primer semestre, este país cayó al puesto número 10, con envíos por apenas u$s100 mil, lo que implicó underrumbe del 90%, según datos de la consultora Área del Vino.

En este escenario, Claverí alertó que “es de esperar que las exportaciones sigan en baja. Con lo cual, Venezuela va camino a dejar de ser uno de los mercados más dinámicos que tenían las empresas nacionales”.

Fuente: iProfesional.com

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