¿Para cuándo el valor agregado?
Argentina apuesta a las “commodities” como lo hace desde fines del siglo XIX, sin contar que en ello incide la especulación.
Durante la semana que pasó, la caída del precio del petróleo desató una tormenta perfecta en la Bolsa y en los mercados financieros.
Con la baja en los primeros días de diciembre, el precio del barril de WTI se ubicó en 65 dólares, y acumula desde junio hasta la actualidad un descenso de 40 por ciento.
Enseguida, las opiniones en torno a que Vaca Muerta sería la salvación para la economía argentina de los próximos años cambiaron abruptamente y en el proyecto de YPF en ese predio de Neuquén empezaron a aparecer los nubarrones de la duda.
Así, el país vuelve a repetir lo que viene sucediendo desde hace un tiempo con la soja. Con su precio en Chicago en torno a los 380 dólares la tonelada, quedó lejos la rentabilidad prometida hace sólo dos años (cuando superaba los 600 dólares), tan distante como el derrame que en algún momento generó y que poco tiempo duró.
Lo cierto es que Argentina sigue apostando a los productos primarios, como lo hace desde fines del siglo XIX, sin tener en cuenta que hoy su valor se infla y desinfla gracias a fondos especulativos que entran y salen en el mercado de capitales.
¿Para cuándo una apuesta seria al valor agregado en nuestra producción? Muchas veces, la presidenta Cristina Fernández señaló como una prioridad darles valor a las commodities y otras tantas lo repitió la ministra de Industria, Débora Giorgi. También los foros ejecutivos, coloquios industriales y los estudios profesionales señalan que Argentina no tiene otra opción que agregar valor a su economía.
Sin embargo, los proyectos en este sentido no pasan de iniciativas individuales o acciones grupales descoordinadas.
Si el país no abandona su mirada cortoplacista, no traza una verdadera política de largo plazo –con programas sustentados en la generación de conocimiento y el financiamiento de la inversión–, si el Estado y los privados no ponen su capital al servicio del verdadero avance tecnológico, Argentina seguirá tambaleándose en las tormentas que sacuden, de tanto en tanto, a los productos primarios.
Fuente: Lavoz.com.ar