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Por qué toleramos a Milei

Por qué toleramos a Milei

Columna por Walter Giannoni.


Un importante hombre de negocios y dirigente empresario cordobés, reflexionaba durante la visita del presidente Milei a Córdoba: “Lo toleramos porque antes que él estuvo Alberto Fernández, sino carece de explicación que lo estemos apoyando”.

El propio Milei suele reconocer que es así, cuando admite que llegó porque lo que había antes era muy malo, desastroso. Inclusive hay una parte de la película, esta que estamos viviendo, que nadie sabe cómo continúa, ni el autor del libreto. 

Milei, en el escenario de la Fundación Mediterránea, describió el plan, los avances, admitió inclusive que hubo errores, triunfos inesperados y un punto dijo, textual: “Si esto sale bien…” (sic). La frase pasó casi inadvertida entre el gentío y los aplausos. Se eriza la piel ante la mera mención de que no salga bien.

Pero en la Argentina ningún razonamiento es normal. El CEO de una multi con presencia en Córdoba le asignaba apoyo y chances de éxito a la gestión. “Pareciera que Milei propone una revolución, pero nada que ver. En los países donde me ha tocado estar, acá en Latinoamérica, la estabilidad y el control del gasto es lo común”. “Un solo mes de inflación en la Argentina, es un año de inflación en Colombia o Ecuador”, sostenía.

Es un país que genera preguntas de incomprobables respuestas. Por ejemplo, cuando se conoció la nueva prórroga al blanqueo de capitales (habrá unos días más), un ejecutivo del área de la salud preguntaba por WhatsApp: “Se blanquean 19.000 millones de dólares sobre 400.000 que están en el colchón, ¿cómo lo calificamos, pobre, regular, bueno, exitoso?”.

Alguien, del sector financiero, respondió: “De no haber sido por el blanqueo, ni esos 19 mil millones hubieran salido de abajo del colchón, todo lo que sume es bueno”. Y así. Esto es la Argentina, señoras y señores, no hay libro de economía que la contenga, ni los que lee el FMI, menos los que circulan en la intelectualidad económica local.

La prueba de ello está en el eje del dilema: la macro va muy bien, pero la micro es un mar de lágrimas. En especial de los sectores más desfavorecidos de la economía. ¿Hay forma de compatibilizar una y otra cosa con los tiempos electorales del país donde entre campaña y campaña hay menos de un año?

Con la macro encaminada no alcanza, pero, tal como pasa con el blanqueo, por ahora es lo que tenemos. De lo contrario sería nada, con un Milei  por momentos indigerible.

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