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Restricciones al comercio exterior, una cadena de trabas cada vez más larga

A los esquemas de control político del comercio exterior, ahora se suma otra valla más que saltar: las ADO Emvic. Este instrumento vigente desde 2007 viene complicando desde febrero a los importadores, quienes empezaron a notar retrasos en la aprobación, lo que termina sumando costos impensados en la operación.

Desde la crisis internacional de 2009, el Gobierno nacional viene acentuando los controles a la importación. Pero a los mecanismos políticos sumó ahora una nueva herramienta, que en realidad formaba parte de los mecanismos técnicos de control de la Aduana, pero que tras un cambio en su operatoria, en la práctica, terminó convirtiéndose en una valla más que el importador debe sortear, que además tiene costos impensados.

Desde febrero, los operadores comenzaron a registrar problemas con una herramienta vigente desde 2007 tanto para importaciones como para exportaciones. Se trata de las Alertas Declaraciones Oficializadas (ADO), que forman parte de los sistemas de control inteligente que realiza la Aduana argentina, como lo hacen otros organismos similares en el mundo.

El organismo argentino, en paralelo a la aplicación de nuevas tecnologías, dejó el control sistemático de la mercadería y pasó a sistemas selectivos, en forma aleatoria por sorteo o a raíz de que la mercadería que se importa muestre un determinado parámetro de riesgo, por alguna características o posición arancelaria, o que tras la revisión aparezca alguna discrepancia con el valor de la operación.

Para ser aprobadas, las operaciones deben pasar por el control de un equipo especial y es allí donde se generan la mayor cantidad de problemas: aquellas que deben pasar los Equipos Multidisciplinarios de Verificación y Control (Emvic).

Esto que podría ser un caso especial, ya tomó una envergadura importante: en Córdoba, desde febrero hasta mayo, cayeron en este problema 135 operaciones, todas registrando demoras importantes en su resolución, de las cuales entre siete y ocho requirieron un “ajuste” del valor, en porcentajes por demás variables, sin demasiadas reglamentaciones y que en todos los casos el importador terminó abonando para destrabar el ingreso de la mercadería.

Más costos
Al respecto, el despachante Eduardo Serena explica que muchos de los ADO Emvic provienen de Buenos Aires. Estos pedidos de verificación deben ser resueltos por equipos multidisciplinarios que en Córdoba no hay –recién están en proceso de conformación, a pedido de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior (Fecacera)– y que hasta que no estén constituidos, el importador debe superar esta revisión en la Capital nacional.

“La idea es que si se genera una alerta por una determinada hipótesis de riesgo, en cada región deben crearse equipos multidisciplinarios para intervenir con análisis más profundos, si corresponde. El problema es que la Aduana no ha creado los Emvic en todos los lugares donde está operativa; esto dificulta el contacto con el equipo de verificadores, no es fácil saber qué aportes se pueden hacer para destrabar el despacho; además, estos equipos están con sobrecarga de trabajo y ahí aparecen las demoras, que van desde dos días hasta dos meses”, explica el especialista.

En algunos casos, advierte Serena, la Aduana busca dar respuesta a exigencias (tanto internas como externas) de elevar el control de la salida y entrada de mercaderías, en pos de frenar movimientos de organizaciones delictivas internacionales.

Pero en otros casos, va más allá. “Puede producirse tanto para una operación de mediana importancia como para la compra de una microempresa; las grandes compañías tienen otro tipo de canales para resolver estas exigencias. En algunos casos, debe ir directamente el dueño de la empresa para demostrar lo que está pidiendo”, se queja un despachante que pidió reserva de su nombre.

Según resalta este operador, algunos casos implicaron el pago de un sobrecosto que llegó a duplicar el monto de la operación, sea por un ajuste en el valor como por lo que implicó el pago del almacenaje o del transporte retenido en Aduana.

“Si uno tuviera en claro los parámetros, podría prepararse mejor. No se sabe si se apunta a un rubro o si es a empresas grandes o chicas, no hay reglamentaciones; la mayoría de los ajustes de valor se terminan pagando, después se puede discutir, pero hay un pago compulsivo, de lo contrario, no se libera la mercadería”, explica el despachante.

135 operaciones registraron ADO Emvic, mostrando problemas que tardaron entre dos días y dos meses en resolverse. Todo se tramita en Buenos Aires.

35 por ciento es la caída de la actividad de los importadores en los primeros cinco meses del año en comparación con el mismo período de 2013, según advierten los despachantes de Aduana locales.

Por Diego Dávila – columnista Container

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